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Una final de Copa del Rey que marca la temporada

Barça y Madrid se reencuentran nueve años después en una final de Copa que puede marcar el final de la temporada. Las secuelas del clásico acostumbran a ser decisivas, sobre todo cuando media un título, y en 15 días los dos equipos se volverán a batir en un partido con el mismo timbre de final en la Liga (11 de mayo en Montjuïc). Ya se sabrá para entonces si los barcelonistas han alcanzado además la final de la Champions (31 de mayo, Múnich) después de la ronda de semifinales que le enfrentará al Inter (30 de abril y 6 de mayo).

El clásico nunca ha sido un partido menor y menos el de Sevilla. La tensión afloró ya con la rueda de prensa de los árbitros, De Burgos Bengoechea y González Fuertes, que expresaron su desconsuelo por el impacto que tiene en las redes el contenido de Real Madrid Televisión. Si la intervención de los colegiados pareció extemporánea, la reacción del Madrid reventó los preparativos de la final y delató de alguna manera su ansiedad y estado de necesidad, peleado desde hace tiempo con el sistema y sus avaladores, como se demostró también con la no asistencia a la gala del Balón de Oro después de saber que no había sido concedido a Vinicius. La actitud nueva del Madrid en Sevilla evocó a la del viejo Barça cuando sobrevivía en la Copa y la Recopa.

El Barcelona es hoy líder de la Liga con cuatro puntos de ventaja, aspira al triplete y, por tanto, a rematar un ejercicio en el que ha sido aplaudido por su fútbol, mientras que el Madrid opta a un doblete que se presumía complicado después de la caída anímica por la eliminación europea contra el Arsenal. Los torneos domésticos se han convertido en la razón de ser de un club cuya leyenda está asociada a la Copa de Europa. El rey continental perdió una corona a la que opta el Barça el año en que Florentino fichó a Mbappé.

A falta de juego colectivo, incluso del sentido clásico de equipo, se imponen las soluciones individuales, goles como la volea de Valverde contra el Athletic o el tiro de media distancia de Güler en Getafe. El 1-0 sostiene al Madrid en la Liga después de pasar muchos agobios en la Copa contra el Celta, el Leganés y la Real. El carácter competitivo se mantiene a pesar de la pérdida de futbolistas como Carvajal y de la dificultad por dar cabida en la alineación a los galácticos de 2025: Vinicius, Mbappé, Rodrygo y Bellingham.

La hinchada blanca aguarda la comparecencia de Mbappé, lesionado y sancionado últimamente, y fuera del foco que se ha puesto sobre Ancelotti. La interinidad del técnico ha provocado un amplio movimiento de solidaridad entre sus compañeros por entender que es imposible vertebrar un equipo sin jugadores con línea de pase, entregado a Courtois y pendiente del regate de Vinicius.

Ya se sabe que no jugará Camavinga por lesión y que el eslabón más débil es Rodrygo si Ancelotti sacrifica a un delantero para ganar consistencia en la medular ante un rival que ha perdido igualmente a su lateral zurdo (Balde) y recupera a Ter Stegen. También está de baja Lewandowski. Olmo y Ferran, habitual en la Copa, se juntarán presumiblemente en una alineación de la que se caería Fermín. El momento y los antecedentes juegan a favor del Barça, ya ganador de la Supercopa (2-5) y en el Bernabéu en la Liga (0-4).

Los azulgrana saben que si imponen su ritmo, su fútbol de presión y velocidad, pueden ganar por tercera vez consecutiva al Madrid. Ocurre que el equipo ha perdido fuerza por el cansancio y ya no está tan fino ni es tan compacto a la hora de apretar al rival y tirar la línea del fuera de juego a partir del dúo Cubarsí-Iñigo. La garantía en cualquier caso es Pedri, el futbolista por excelencia, y el jugador desequilibrante se llama Lamine Yamal. A diferencia del Madrid y Mbappé, el Barça ha respondido contra los grandes rivales, también en la semifinal ante el exigente Atlético.

Madrid y Barça son equipos opuestos en la octava final que les enfrenta, ahora en La Cartuja, ya sin la pista de atletismo y abierta a 70.000 aficionados. Unos 27.000 serán del Barça, que por vez primera se reencontrarán masivamente con el equipo después del exilio de Montjuïc por las obras del Camp Nou. A la excitación de su hinchada ha respondido de momento el equipo de Flick con serenidad, concentrado ante un partido de una gran carga emocional y mucha incertidumbre. Nada se sabe del equipo del Madrid, sino que el protagonista ha sido de momento el club: se suspendió el entrenamiento y no compareció Ancelotti en La Cartuja.

 El rey del torneo es en cualquier caso el Barça: 31 títulos por 20 del Madrid. Los azulgrana vuelven a la carga cuatro años después, ya pasado el duelo post Messi, con un joven equipo sediento de gloria; el famoso es el Madrid, que precisa de una revancha para afirmarse ante quien le ha negado, el Barça. El clásico siempre ruge, incluso en la Copa, el torneo popular por excelencia.

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