La alegría de disputar la Copa América de 2019 no enmascaraba la tristeza que le afligía a Cristhian Stuani (Tala, Uruguay; 38 años) por haber descendido con el Girona. Sus 19 goles, quinto máximo artillero del curso en la Liga, no habían servido para nada, más allá de que le llovieran las ofertas de Primera y el extranjero. “No sé qué haré, me están ofreciendo todo, el contrato de mi vida. Quieren convertirme en una leyenda, en el máximo ídolo del club”, reflexionaba por entonces el ariete en petit comité y por los sótanos del estadio de Maracaná tras haber superado a Chile. Convencido por la promesa, siguió en el Girona y ambos han cumplido con el trato, pues el jugador se ha erigido en el verdadero mito del club, toda vez que ostenta todos los récords posibles de la entidad, y, a pesar de jugar muchos minutos residuales en el curso, es el máximo goleador del equipo —suma 11 por los cuatro de Abel Ruiz, Miovski, Bryan Gil y Yangel Herrera, sus perseguidores—, tantos que han validado la permanencia en Primera.
Desde ese descenso, el camino para Stuani ha sido de espinas y curvas reviradas, nada sencillo. Exigido moralmente a ser la referencia y el gol, al punto de que el Girona, para extenderle ese gran contrato —“tenía un salario de Primera, muy, muy bueno”, reconocen desde los despachos del Girona—, necesitó de la ayuda de la Liga para los equipos que acaban de bajar de categoría, el delantero respondió con entrega y dianas, pichichi de Segunda en dos ocasiones. Pero también sufrió cachetadas terribles, pues el equipo necesitó de tres playoffs consecutivos para regresar a la élite. Y ninguno fue tan doloroso como el primero, cuando le expulsaron en el duelo de vuelta de la final frente al Elche, que logró el salvoconducto con un gol en el descuento. Aunque se mantuvo en el equipo, tardó unos meses en volver a competir porque la cabeza y el cuerpo no le respondían, emocionalmente devastado por no cumplir con su responsabilidad.
Tras largas horas de charla con Míchel, también con trabajo junto a un psicólogo, recuperó el hambre y la estabilidad, además de la puntería. Así, apeados ante el Rayo en la siguiente final del playoff de ascenso, la meta se consiguió en 2022, superada la resistencia del Tenerife. Y ya nadie dudó de que se quedaría en el club. El problema fue que el Girona fichó a Tati Castellanos y le arrebató la titularidad, una pequeña tormenta en el vestuario porque Stuani no supo gestionar la suplencia de inicio. “Es que es un animal competitivo. Da igual que sea en entrenamientos que en partidos. Juega para marcar y ganar”, señalan desde el vestuario del Girona. Y aunque también le chirrió que Dobvyk le arrebatara el lugar en el curso anterior, pronto entendió que esa pelea la tenía perdida, máximo goleador de la Liga el ucranio con 24 redes. “Ahí aceptó más su rol, como también lo ha hecho esta temporada. Los años cuentan”, admiten desde los despachos del club, al tiempo que confían en que acabe su contrato el año que viene, cuando presumiblemente se retire y, seguramente, le hagan una despedida a lo grande, quizá con una estatua en el Nuevo Montilivi o bautizando una grada con su nombre. “No es descabellado pensar algo así, si hay alguien que es historia en este club, es él”, afirman desde el Girona.
No hay quien le resista la comparación en la venta de camisetas ni en los goles, destrozador de récords. Ya hace tiempo que es el pichichi histórico del club, ahora con 141 dianas —seguido por Bartomeu Pagés, que firmó 43 entre 1976 y 1980—, del mismo modo que es quien más veces ha defendido su camiseta: 288 envites por los 264 de su compañero de vestuario Juanpe Ramírez. También es el futbolista que más dianas ha autografiado desde el banquillo en la Liga —34 por las 28 que acumuló Julio Salinas— y, de paso, se convirtió en el futbolista más veterano en debutar como titular en la Champions, con 37 años y 342 días, allá en el primer duelo de la competición del curso, con brazalete incluido, en el Parque de los Príncipes frente al PSG. “Fue una promesa que le hizo y cumplió el técnico Míchel”, reconocen desde el club; “pero era, también, la forma de decirle a Stuani lo importante que es en el club”.
Cosa que el delantero ha constatado una vez más en el sprint final liguero con cinco goles en los seis últimos duelos, festejos que han valido la permanencia del Girona en Primera. Unos registros que cogen relieve si se mira sus números, pues es el decimoséptimo en la tabla de minutos jugados del equipo, pero el primero en la Liga en el ratio de goles por minuto, con uno cada 88,2. Por detrás, Sorloth (90,1) y Mbappé (97,4). “Cuando sale al campo está convencido de que va a marcar. Es normal que al acabar los partidos, suelte: ‘Sabía que la iba a tener’ o ‘Sabía que si la tenía la enchufaba”. Jauja para el Girona, de pie en Primera aunque lejos de los registros del curso anterior que le llevaron a la Champions. Puede que Stuani se retire el año que viene. Ya se verá. De lo que no hay duda es que, tal y como acordó con el club en 2019, es la leyenda del Girona.
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