El Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2025 para ‘Sirat’ no solo es un logro para Oliver Laxe, sino para todos aquellos que quieran vivir en la gran pantalla una experiencia cinematográfica tan cruda como espiritual. «Es un gusto que podamos hacer una peli así, que exista y que tengamos el premio de asistir al festival número uno del mundo», nos aseguraba Sergi López en una entrevista con FOTOGRAMAS antes de que Laxe volviese a hacer historia en Cannes. «Estoy seguro de que la película transporta algo muy potente, aunque todavía no soy muy consciente de lo que representa. Viví el rodaje, me sé los diálogos y los planos, así que todavía es lo que veo en pantalla, no tengo todavía distancia suficiente como para ver lo que hemos hecho».
En su crítica de ‘Sirat’, Manu Yáñez ya apuntaba que estábamos ante «una aventura que serpentea entre lo físico y lo espiritual, un camino que Laxe recorre con una libertad apabullante, traspasando los límites de su propio cine». Tras charlar con su protagonista, todo cobra sentido.
¿Cómo se explica el idilio del Festival de Cannes con Oliver Laxe?
Sergi López: Lo de Oliver con Cannes es un milagro. Dicen que le tienen cariño, pero hay 5000 películas en el mundo, escogen solo 20 y ahí está él. Es un tío especial, transporta un aura espiritual que a también me interpela, me habla. Entiendo que pueda generarse ese vínculo con el trabajo, aunque yo sea solamente actor. Yo también siento un lazo muy especial con mi oficio y él, como director, es muy inspirador. Desde el inicio del rodaje sabes que la historia que contamos tiene un peso que va más allá de los hechos que ocurren. Transporta algo profundo, casi espiritual.
¿Cómo se enfrentó a este papel? ¿Abordó la parte filosófica del rol junto a Laxe?
SL: Dialogamos mucho. Oliver y yo nos entendimos muy bien desde el primer momento. Tengo tendencia a intentar simplificar las cosas. Yo solamente soy actor, pongo la voz y el cuerpo a un personaje que existe y me dedico a intentar vivir cada escena como si fuera de verdad. Una vez que he hecho esto, la espiritualidad acaba derramándose por todas partes, incluso si pretendes salir indemne.

Aunque su personaje vive esta historia desde desde el silencio y la culpa, se agarra a la esperanza, ¿a qué se agarró Sergi López para convertirse en Luis?
SL: Me agarré a Oliver. A él y a cómo está escrito el personaje, siempre desde esa incertidumbre tan enorme que supone enfrentarse a la vida asumiendo la muerte. Una vez más, hice lo que pude. Oliver es muy bueno inspirando, fue fácil dejarse llevar por él.
¿Cómo es Laxe en el set de rodaje?
SL: Es que me encanta rodar, es una parte de mi trabajo y de mi vida muy significativa, así que el rodaje fue una maravilla. Siempre que se hace una película se está intentando hacer algo. Intentamos acercarnos a a unos personajes, a una ficción que nos conmueve porque habla de nosotros. Oliver hizo que todos, desde Bruno, el niño, a los actores no profesiones y todos los de la rave, nos subiésemos al mismo barco para avanzar entre todos. Un poco como la peli, ¿no? Habla un poco de esto mismo, de cómo la vida es presente. No sé quién dijo aquello de que la vida es eso que pasa mientras haces planes, pero tenemos que avanzar sin tener claro cómo va a evolucionar dentro de ti el dolor y sobrevivir hasta llegar al puente final con algo de luz. Con la esperanza de que, a pesar de la muerte, seguimos vivos.

En un rodaje tan salvaje como este, ¿hay espacio para la improvisación?
SL: Siempre hay algo de esto. En ‘Sirat’ hay un guion muy poderoso que me inspira mucho y, después, necesito un punto de vista, que es el de Oliver, un autor que va a contar una una historia. Y luego intento trabajar de la manera más sencilla posible, es decir, dejarme hipnotizar, ofrezco mi cuerpo, mi voz y mi respiración para intentar acercarnos a algo que tiene que ver con el alma, algo que es tan inmaterial que da un poco de miedo. Pero una película es eso, una película tiene que ver con intentar acercarse a lo espiritual. Solo así logré lanzarme a ese océano que es la pérdida.
¿Fue tan duro como parece rodar en mitad del desierto?
SL: No, no, rodar una película es la hostia en vinagre. Duro ni por el forro, en absoluto, o sea, rodar es cojonudo. Que sí, hace calor, tienes sed, tienes que caminar, el desierto es un es un espejo brutal del ser humano, te encuentras más solo que la una, pero la dureza es anecdótica. Es duro porque hay tormentas de arena, te pierdes, está la tensión habitual de un rodaje por terminar las escenas que están previstas, la meteorología, la naturaleza que te dice cuándo, cómo y qué puedes rodar… Pero para mí fue una gozada, una experiencia transformadora.

¿Cómo fue la convivencia con los raveros?
SL: Fue muy bonito. Tenía una idea un poco superficial de lo que eran los raveros, como de gente que se droga y se lo pasa bien y punto. Descubrí que es un colectivo muy militante, muy amueblado, con una idea filosófica muy profunda de cambiar el mundo, más cerca de lo humano que de lo material. Me sorprendió mucho su idea del ser humano, de la naturaleza, del lado espiritual que nos une a a todos. Es gente muy preparada para vivir sabiendo que que la muerte nos acompaña continuamente, que es un absoluto que hay que asumir. Me sorprendió mucho su madurez como colectivo.
¿Eso quiere decir que, ahora, puede que nos encontremos a Sergi López en una rave?
SL: Por supuesto, bueno, ¡antes también! Pero ahora con más motivo y con menos miedo. Con más libertad.

Ricardo Rosado es crítico de cine, periodista cultural, experto en comedia norteamericana, películas de terror de cualquier tipo y todo lo que ocurra entre géneros y formatos. Criado entre películas de Steven Spielberg, y malcriado desde que se topó con David Lynch, lleva una década escribiendo sobre el arte que consume.
En FOTOGRAMAS le leerás comentando los últimos estrenos en salas, fomentando la paz entre fans de Marvel y DC, repasando todas las novedades de Star Wars o sumergido en las profundidades de los catálogos de Netflix, HBO Max, Prime Video y Filmin. También le gusta hacer galerías y rankings de películas y series, pero nadie se fía demasiado de su criterio.
Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, creó un blog de reseñas cinematográficas con la esperanza de acudir gratis a festivales de cine y pases de prensa. Ahora, tras siete años escribiendo en FOTOGRAMAS sobre los últimos estrenos en salas, las series del momento y cualquier contenido disponible en los diferentes canales de streaming, sigue pensando que mereció la pena.
Frontman de dos vergonzantes proyectos musicales, director de diversos videoclips de bandas de heavy metal madrileñas y autor de no pocos cortometrajes escondidos en la red de redes, es el editor y uno de los orgullosos contertulios del podcast cultural ‘Los de al lado de Pumares‘, espacio que le ha permitido participar como colaborador en otros formatos de radio como ‘Estamos de cine’ (Castilla-La Mancha Media) y ‘El faro’ (Cadena SER), además de haberle convertido en una de las voces principales de los vídeos de FOTOGRAMAS.
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