San Sebastián (EFE).- En la nueva exposición del Museo Balenciaga de Getaria confluyen el pasado y el presente de la casa que el modisto fundó en París. Sus creaciones se alternan en un mismo espacio con las de Demna, el hasta ahora director artístico de la marca, cuya libertad creativa no se ha alejado tanto de los principios del maestro como puede parecer.
‘Balenciaga. Las sutilezas de un diálogo’, que se podrá visitar en la localidad guipuzcoana desde este 23 de mayo hasta el 11 de enero de 2026, es la primera exposición de la firma en un entorno museístico.
Desvelar los detalles
Concebida como parte de las Jornadas Europeas del Patrimonio, ya fue presentada en la sede de Kering en París, el grupo francés al que pertenece Gucci, nuevo destino del rompedor diseñador georgiano Demna Gvasalia, a veces controvertido por propuestas como la de la falda toalla que dio tanto que hablar hace un par de años
Para esta muestra se han reunido 31 creaciones de ambos, dieciséis de Demna y quince de Balenciaga. Todas proceden de los archivos de la casa, a excepción de una, que ha aportado el museo vasco.
El director de Patrimonio de la firma Balenciaga, Gaspard Demassé, es el comisario la exposición. Está pensada para «desvelar los detalles» y ofrecer así «una visión única de la perdurable excelencia técnica y la riqueza creativa de la casa».
Ocultar lo que no interesa
En una oscura sala, contigua a las que exhiben parte de la colección de Balenciaga Museoa, Demassé ha montado una escenografía que oculta lo que no interesa de cada modelo. Así, el visitante fija la mirada en el detalle que se quiere destacar, en los cuellos, las mangas o los talles. No obstante, algunos de los modelos pueden contemplarse al completo.
Con el ojo dirigido a un lugar concreto de la prenda, el observador tiene la posibilidad de acerarse a la exquisita y característica forma de confeccionar los cuellos de Balenciaga. Formas que basculan hacia la espalda y se alejan del cuello para alargar la silueta, o para envolver, o para ocultar el rostro.

En esas líneas se ha inspirado Demna. Ha retomado la habilidad técnica del maestro para llevarla a su terreno. Su abrigo en lana abatanada roja luce un cuello armado junto a los que hace más de medio siglo creó Balenciaga, en ese sutil diálogo que a veces es de más evidente similitud.
El cuello como «encuadre para la nuca» es el primer apartado de la exposición. También se detiene en la manga tres cuartos como «perfección obsesiva», en la cintura que se acentúa o difumina y en la volumetría de la espalda, sobre la que ya innovó Balenciaga a finales de los 40.
El color negro
También se ha prestado atención al negro, un color muy ligado a Balenciaga, cuya espectacular capa de noche de gazar negro superhervido, denominada ‘chou’ (repollo), sobre un vestido recto largo de seda negra, se muestra por fin en el museo, un largo anhelo de sus responsables que se ha hecho realidad con esta muestra.
Demna llegó a la casa parisina como director artístico en 2015 y en 2021 presentó su primera colección de alta costura, la primera de la firma desde 1968, año en que el maestro de Getaria cerró sus talleres.

No solo les separan varias décadas, también el tipo de clientas a quien van dirigidos sus modelos en un mundo que ha cambiado notablemente y las grandes firmas también se han implicado en la moda urbana o ‘streetwear’.
«Si Balenciaga se caracterizaba por algo, era por ir un paso por delante del resto. No se habría escandalizado con esta exposición, habría apreciado su intención», ha destacado la directora del museo, Miren Vives. En la presentación, han participado asimismo la diputada foral de Cultura, Goizane Álvarez, y la directora de Patrimonio del Gobierno Vasco, Urkiri Salaberria.
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