MADRID 2 Jun. (EUROPA PRESS) –
El cineasta Óliver Laxe estrena el próximo viernes, 6 de junio, su nueva película ‘Sirat’, galardonada con el Premio del Jurado en el Festival de Cannes, y reivindica que es un «privilegiado», aunque aclara que todos los «regalos» que tiene son porque la vida le ha empujado al abismo.
Laxe reconoce se un privilegiado pero matiza: «Porque me he tirado al abismo y no ha sido fácil. Todos los privilegios que tengo y regalos han sido porque la vida me ha empujado al abismo y me ha dicho, ‘¿quién eres?'», asegura el cineasta en una entrevista con Europa Press.
Laxe emplea una metáfora de un árbol para explicar cómo ha conseguido todos esos privilegios. «Los mejores frutos no están a la altura de la mano, tienes que subirte al árbol porque a la altura de la mano ya todos los frutos se han pillado. Pero subir al árbol es jodido, te puedes matar, te rascas y tal, pero cuando llegas allí tienes los mejores frutos», ha explicado.
El cineasta ha admitido públicamente que es un hombre de fe, aunque lamenta que la gente como él esté en el «armario» y comprende que a generaciones más mayores que él –como los hermanos Almodóvar como el mismo menciona– les «irrite» –aunque apunta que no es exactamente la palabra correcta– todo lo que tenga que ver con las instituciones religiosas.
«Desgraciadamente la gente no diferencia el músculo genuino del ser humano de querer trascender con la institución religiosa. Seguimos instalados en una suerte de mito del progreso como que de alguna manera el viento está cambiando de dirección. Soy un hijo de la modernidad, de las luces, pero creo que la modernidad no ha generado herramientas que nos emancipen de verdad. Yo sigo encontrando esas herramientas emancipadoras en la tradición», ha señalado.
En este punto, defiende que para mirar al futuro «hay que tener un pie en la tradición» y realiza una apología sobre la libertad. «Todo gira en torno a la libertad. Para muchos la libertad es poder decidir, decir y hacer lo que quieres con libertad. Creo que la verdadera libertad, respetando mucho eso, es asumir que no eres libre, que hay energías que te trascienden, que no son personas, algo que va mucho más allá», ha reflexionado.
RELACIÓN CON EL ISLAM
Óliver Laxe aclara que no es una persona «creyente» y que le incomoda ese término porque «parece como algo ideológico» y se define como un «sintiente». «Quiero decir, yo siento que no hay una hoja de ningún árbol que no se mueva por una razón perfecta. No creo que seamos basura cósmica flotando en el universo de manera azarosa», subraya.
En este sentido, asegura que su película habla de que la fe «es aceptar que, aunque la vida se expresa a través del accidente, del dolor o del infortunio, hay un regalo detrás». «Es difícil de ver. Pero yo tengo la certeza de que es así. Lo siento. Y mi pequeña experiencia humana me lo dice todo el día. O por lo menos es lo que me hace crecer y mirar adentro», asevera.
Asimismo, afirma que tiene con el catolicismo y con el islam una relación «intrareligiosa e interreligiosa» y que es capaz de ver los «vasos comunicantes» entre ambas y lamenta que las culturas «hayan sido muy porosas unas con las otras», especialmente en España. «En España han sido infinitamente más (relaciones porosas). Yo veo una continuidad de valores entre lo que me enseñaron mis abuelos y lo que he sentido en Marruecos. La geometría del corazón y del alma humana es la misma en cualquier lado. Y la manera que tiene la fe de florecer en él es la misma. Es un gesto que trasciende lo cultural», ha defendido.
«¡VIVA LAS CRISIS!
El cineasta admite que le gustaría que el público que vea ‘Sirat’ viva emociones «fuertes» porque en la actualidad la sociedad se ha caracterizado por la «tanatofobia» y exclama que «viva las crisis» porque son los períodos que hacen crecer a uno mismo.
«Hemos estirpado la muerte y huimos de la muerte de manera angustiosa, lo que nos hace precisamente tener una vida más angustiada. Cuando muere alguien cercano es triste, es desgarrador, pero al mismo tiempo hay un sabor agridulce porque hablas de manera muy nítida con la vida. Y es en esos momentos en los que te haces las verdaderas preguntas. Vivan las crisis», asegura.
Por otro lado, afirma que sus películas son cine «hecho por una persona muy fuerte, pero que tiene la fuerza y la valentía de trabajar desde su vulnerabilidad y su fragilidad».
Laxe cree que su película funcionará en Estados Unidos. «Es muy americana, pero hecha con sensibilidad europea –especifica preguntado por una posible carrera hacia los Oscar–. No tengo ganas de viajar mucho ni de estar en Estados Unidos, pero le digo a la vida, ‘sí, ok, me abres esta puerta y me someto a ella y a ver qué pasa’. Cuanto más pueda hacer que la película se vea y viaje y sirva, es genial».
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