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León XIV se marca como prioridad defender “la dignidad humana y el trabajo” ante una nueva revolución industrial y de la IA

Se daba por hecho que el nuevo papa había elegido el nombre de León XIV como referencia a León XIII, el pontífice de finales del siglo XIX que introdujo la Iglesia en la denuncia de los problemas sociales y del mundo laboral surgidos con la revolución industrial. Luego, un cardenal reveló el viernes que, en la cena, Robert Francis Prevost les había contado que le preocupaba la nueva revolución digital del mundo del trabajo y los problemas sociales que está causando.

Este sábado, en un encuentro con los cardenales en el Vaticano, su primer acto no religioso, él mismo ha explicado en un discurso por qué ha elegido el nombre: “Hay varias razones, pero principalmente porque el papa León XIII, con la histórica encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial; y hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y al desarrollo de la inteligencia artificial, que traen nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, de la justicia y del trabajo”.

De este modo se confirma, sin lugar a dudas, que León XIV también tiene una clara vocación política y social, y que entre sus prioridades está la atención a los problemas del trabajo, el salario digno, la desigualdad y la crítica de los abusos del capitalismo. Si Jorge Mario Bergoglio eligió como nombre Francisco por su dedicación a los más pobres, Robert Francis Prevost sigue en su estela, y pidió expresamente a los cardenales renovar también su ”plena adhesión” al Concilio Vaticano II, que en los años sesenta abrió un largo camino de reformas, aún en desarrollo, para acercar la Iglesia al mundo.

Por otro lado, este sábado han ido trascendiendo nuevos detalles de cómo se ha desarrollado el cónclave en el que ha sido elegido el nuevo papa. Se supone que es secreto, pero en los últimos años las filtraciones cada vez son más rápidas, aunque los detalles exactos suelen tardar algo más.

Medios italianos y analistas coinciden en que la mayoría que apoyó a Prevost fue aplastante, con un fuerte paquete de votos desde el inicio, y en la cuarta y definitiva votación del jueves por la tarde llegó a superar los 100. Muy por encima de los 89 que marcaban el umbral exigido de los dos tercios.

Las reconstrucciones que se van filtrando de un cónclave que fue muy rápido, pues se resolvió en apenas 24 horas, señalan que el favorito de las quinielas previas, Pietro Parolin, se desinfló en la primera votación. Ese escrutinio del miércoles por la tarde era la prueba de fuego para verificar si los cálculos que se manejaban en los días previos eran ciertos. En la prensa italiana circulaba desde hacía una semana la tesis de que contaba con al menos 40 o 50 votos, pero a la hora de la verdad quedó en evidencia que no era así y eso hizo que ya quedara descartado.

Es lo mismo que ocurrió en 2013 con el favorito de los medios italianos, Angelo Scola, que sacó a la primera más votos que Jorge Mario Bergoglio, pero muchos menos de los que se pensaba, y que ya no creció más, mientras el cardenal argentino fue subiendo a toda velocidad. En el caso de Francisco se necesitaron cinco votaciones, una más que ahora.

Prevost habría arrancado de entrada con una cantidad de entre 20 y 30 votos y sus apoyos se fueron multiplicando a toda velocidad, de modo que a la hora de la comida del jueves el resultado del cónclave ya parecía claro. El propio Parolin ha contado este sábado, en un artículo publicado en el diario de su comarca, Il Giornale di Vicenza, cómo fue el momento decisivo de la elección de Prevost: “Creo que no revelo ningún secreto si escribo que un larguísimo y caluroso aplauso siguió a aquel ‘acepto’ que le convertía en el papa 267 de la Iglesia católica”.

Quitando importancia a las previsiones de la víspera que lo daban como favorito, Parolin ha dicho que ha trabajado codo a codo con el nuevo papa estos años y ha elogiado sus virtudes: “He podido experimentar en él conocimiento de las situaciones y de las personas, serenidad en la argumentación, equilibrio en la propuesta de soluciones, respeto, atención y amor a todos”.

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