Pekín (EFE).- Los controles de China a la exportación de tierras raras se han convertido en un nuevo frente en la guerra comercial con Estados Unidos, que entiende esta medida como un incumplimiento de la tregua pactada en Ginebra pese a que las restricciones no se aplican específicamente a ese país, sino a todos.
Estos minerales, clave para industrias como la electrónica, la automoción eléctrica o la defensa, están sujetos desde el 2 de abril a un nuevo régimen de licencias que obliga a las empresas extranjeras a solicitar permisos para su exportación.
«Es probable que el malestar en Washington se deba a una interpretación errónea de lo que ofrecía Pekín. China probablemente reanudará las aprobaciones para exportaciones de minerales críticos a empresas estadounidenses, pero nunca tuvo intención de retirarlos por completo de su lista de control», explicó a EFE una fuente de la consultora Trivium China.
El pacto sellado en Ginebra los días 10 y 11 de mayo, tras semanas de escalada comercial, incluía una rebaja mutua de aranceles de hasta 115 puntos porcentuales -del 145 % al 30 % por parte de EE. UU., y del 125 % al 10 % por parte de China-, la creación de un mecanismo de diálogo y el compromiso de Pekín de retirar algunas de las medidas no arancelarias aplicadas en abril.
Refuerzo de controles
Sin embargo, las restricciones a las tierras raras no han sido modificadas ni eliminadas públicamente, y sigue sin aclararse si están incluidas en la categoría de «otras medidas» que figura en el acuerdo.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, China concentra cerca del 49 % de las reservas mundiales y procesó el 99 % de las tierras raras pesadas utilizadas en 2024.
En este contexto, el diario hongkonés South China Morning Post reveló este miércoles que gobiernos de provincias meridionales ricas en estos compuestos como Guangxi, Guizhou y Hunan han intensificado las inspecciones, reforzado la vigilancia sobre exportadores y endurecido los controles a lo largo de toda la cadena de suministro de estos minerales.
Las autoridades chinas también han lanzado campañas contra la minería ilegal y la exportación sin licencia, en cumplimiento de directivas emitidas desde Pekín.
La situación ha alimentado un cruce de reproches entre ambas potencias. Pekín defiende que el régimen de licencias no discrimina por país y se justifica por motivos de seguridad nacional, mientras que desde Washington -según fuentes citadas por el Financial Times- se considera que mantener las restricciones contradice el espíritu del acuerdo.
Un cuello de botella burocrático
Consultoras como Trivium China apuntan a que el problema, más que político, es operativo.
«En este momento, el principal obstáculo en el lado chino parece ser un cuello de botella burocrático. Hay un volumen enorme de solicitudes que están siendo gestionadas por un número muy reducido de funcionarios, lo que ralentiza inevitablemente el proceso», señaló la firma.
La última vez que se insinuó un posible gesto de apertura fue a finales de mayo, cuando el diario estatal China Daily publicó -y luego retiró- un artículo que citaba a una fuente oficial anónima según la cual Pekín evaluaba suavizar los controles para empresas europeas.
Diversos analistas interpretan este movimiento, no confirmado por el Gobierno, como un posible intento de acercamiento a Bruselas en un contexto de presión sostenida por parte de EE. UU.
Este miércoles, la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA) alertó de «importantes perturbaciones» en el sector por las restricciones chinas, que ya habrían provocado el cierre de líneas de producción en Europa.
Por su parte, la semana pasada, la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China también advirtió de interrupciones inminentes en las cadenas de suministro industriales si no se agilizan las aprobaciones, y urgió a las autoridades a actuar ante un proceso que describió como lento y poco transparente.
En este escenario, la distensión comercial firmada en mayo parece no haber despejado del todo el terreno.
«Incluso con esta pausa (a los aranceles), la volatilidad en las cadenas de suministro globales es la nueva normalidad. Las empresas y los gobiernos harían bien en tenerlo en cuenta a la hora de hacer planes», advertía Trivium China en un informe publicado el mes pasado en ese mismo contexto.
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