El reciente estreno de la serie ‘El eternauta’ (2025), de Bruno Stagnaro, en Netflix, ha provocado un impacto significativo tanto en el público argentino como en el internacional. Protagonizada por Ricardo Darín —quien comentaba que «estamos absolutamente intoxicados de historias apocalípticas americanas» en su entrevista con Fotogramas— en el rol de Juan Salvo, la producción se ha destacado por su ambición visual y técnica, que ha conseguido trasladar a la pantalla el clima opresivo del cómic original sin renunciar a la espectacularidad. El guion adapta con fidelidad la obra original, pero introduce algunas actualizaciones de contexto, respetando el núcleo narrativo. La dirección de Stagnaro, conocida por su trabajo en ‘Pizza, birra, faso’ (1997) y ‘Okupas’ (2000), se ha centrado en la construcción de una atmósfera asfixiante y en la evolución emocional de los personajes.
La serie se basa en el cómic argentino más influyente de todos los tiempos, ‘El eternauta’, escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López. Su publicación por entregas tuvo lugar entre 1957 y 1959 en la revista ‘Hora Cero Semanal’. La historia comienza cuando una nevada mortal cae sobre Buenos Aires, matando a todo aquel que entra en contacto con ella. Juan Salvo, junto con su familia y un grupo de vecinos, intenta sobrevivir en un mundo progresivamente dominado por una invasión alienígena. A través de una estructura de ciencia ficción, el cómic presenta una lucha colectiva en la que los protagonistas deben actuar como comunidad para enfrentar el desastre. Bajo esta narrativa, el trasfondo político es claro: la obra fue concebida como una crítica a la dictadura militar que gobernaba Argentina en aquel momento, encabezado por Pedro Eugenio Aramburu, que había derrocado al presidente constitucional Juan Domingo Perón en 1955.

En 1976, con la nueva dictadura militar recién instaurada bajo el mando de Jorge Rafael Videla, Oesterheld retomó su personaje para llevar a cabo ‘El Eternauta II’, donde el tono se volvió decididamente político. Juan Salvo fue representado como un líder revolucionario, símbolo de una resistencia que guiaba al pueblo argentino a rebelarse contra sus opresores. Este enfoque provocó tensiones con el dibujante Francisco Solano López, más reacio a involucrarse en una novela gráfica tan explícitamente ideológica. Oesterheld se vio obligado a pasar a la clandestinidad para terminar su guion, pero su oposición abierta al régimen lo convirtió en objetivo de la represión estatal. En 1977 fue secuestrado por agentes del Estado y posteriormente asesinado, aunque su cuerpo nunca fue recuperado. Antes que él, sus cuatro hijas también fueron hechas desaparecer, dos de ellas estando embarazadas. Esta tragedia, que conmocionó al país, fue recogida en el documental ‘La mujer del Eternauta’ (2011), de Adán Aliaga, donde su viuda, Elsa Sánchez, relató con crudeza cómo la dictadura la despojó de toda su familia.

El cómic original transcurre íntegramente en Buenos Aires, y en sus páginas se recorren escenarios reconocibles como el barrio de Vicente López, la Avenida General Paz, la Plaza Italia y, entre otros, el Estadio Monumental. En una entrevista emitida en el año 2000 por el programa ‘Grafonauta’, del Canal Cultura, el presentador Patricio Barton conversó con Francisco Solano López. Mientras ambos visitaban algunos de esos lugares, el dibujante comentaba cómo habían sido incluidos en la novela gráfica: “En el guion, me encontraba con una descripción siempre familiar. Porque incluso cuando se acercaban al estadio de River, venían de la Avenida Libertador, donde estaban los clubes o los balnearios, donde alguna vez yo he ido también. Entonces este era un lugar muy claramente reconocible por nosotros dos, y yo lo podía dibujar de memoria porque era un recorrido frecuente. Porque buscar fotos o salir de mi mesa de trabajo y venirme hasta aquí para ver el estadio no merecía la pena», explicaba Solano López.

«Prefería confiar en mi memoria y aprovechar el tiempo para que la historia avanzara», continuaba. «No me podía parar, había que dibujar muchas viñetas por día”. Cuando el presentador preguntó al dibujante que era lo más atractivo o complicado a la hora de plasmar el estadio en el cómic, Solano López lo tuvo claro: “A mí no me resultó complicado, porque tenía bien claro que era una mole de cemento con las grandes vigas en diagonal, que era lo que yo tenía grabado en mi memoria, y el zigzag de las escaleras para la subida a la tribuna. Así que sobre esa base, la gran línea curva del límite de arriba, la visión del graderío, las grandes vigas de cemento y las escaleras, fueron los puntos en los que yo me basé para caracterizarlo”.

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