Madrid (EFE).- Tras una accidentada jornada inaugural en la que, por razones meteorológicas, los organizadores se vieron obligados a clausurar poco después de abrir sus puertas, la Feria del Libro de Madrid ha tratado de recuperar este sábado la normalidad celebrando y leyendo a Mario Vargas Llosa y Ana María Matute.
Durante la mañana, el Paseo de Coches del parque del Retiro se ha llenado de una multitud en movimiento pertrechada con sombreros y agua para el calor y dispuesta a conseguir las primeras firmas de sus autores favoritos. María Dueñas, Milena Busquets, Fernando Aramburu o Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga en dúo han sido algunos de los más solicitados.
Pero poco después de la pausa de las 15 horas, la organización anunciaba que la reapertura se retrasaba una hora, de las cinco a las seis, de nuevo por la previsión de calor, viento y humedad y en aplicación del riguroso protocolo de seguridad del ayuntamiento para este parque histórico y con árboles centenarios.
Eva Orúe, directora de la feria, ha pedido disculpas por lo sucedido y confiaba en que mejoren las previsiones. «La gente que abre su caseta o que está en el Retiro sabe que estamos sometidos a estos imponderables; nos puede gustar más o menos pero debemos respetar las normas que nos hemos comprometido a respetar», ha dicho a EFE.
Homenaje a Vargas Llosa
El homenaje a Vargas Llosa, organizado conjuntamente por la feria y la editorial Alfaguara, ha tenido lugar por la mañana en el flamante Pabellón Iberoamericano, que se ha estrenado en esta 84 edición como preámbulo de la cumbre iberoamericana del año que viene.
Javier Cercas, Santiago Roncagliolio, Rosa Montero o Manuel Rivas, junto a otros amigos y lectores anónimos han leído fragmentos de la obra del autor de ‘La ciudad y los perros’ o ‘La fiesta del chivo’, fallecido en abril pasado a los 89 años, en un acto conducido por su editora Pilar Reyes.
Reyes ha evocado la intensa relación que tuvo Vargas Llosa con Madrid, ciudad muy presente en su vida, aunque no tanto en su obra. El escritor no fue un asiduo de la feria, la última vez que la visitó fue poco después de recibir el Nobel y «fue una locura» de gente tratando de conseguir una firma suya.
También ha recordado Reyes que, muy cerca del Retiro, Vargas Llosa escribió la primera versión de su primera novela, ‘La ciudad y los perros’; fue en la Taberna El Jute, situada en aquella época en la esquina de Menéndez Pelayo y Doctor Castelo; y también escribió en Madrid su tesis doctoral sobre Rubén Darío e ‘Historia de un deicidio’.
Cercas ha eligido un fragmento de ‘La ciudad y los perros’, la primera novela suya que leyó, a los 17 años, y que le supuso todo «un shock», una obra «extraordinaria y llena de furia» en la que plasmó su experiencia en el colegio militar al que le envió su padre «para que se hiciese un hombre, para enderezarlo porque era un niño de su mamá».
La argentina Claudia Piñeiro ha recordado que, cuando compartió jurado por primera vez con Vargas Llosa en el Premio Alfaguara, se llevó un ejemplar de ‘Pantaleón y las visitadoras’ para que se lo firmara. «Al día siguiente todo el jurado trajo un libro», ha asegurado antes de leer un fragmento de esa novela.
Roncagliolio, hispanoperuano como el Nobel, ha optado por ‘La fiesta del chivo’, por su capacidad para el detalle en la descripción «del mal, la oscuridad y la violencia»; y el actor Pedro Casablanc, que compartió escenarios con él, ha leído ‘La guerra del fin del mundo’.
Homenaje a Ana María Matute
Durante la mañana también se ha celebrado un homenaje a la escritora Ana María Matute, con motivo de su centenario, en el que han participado Dolores Redondo, Manuel Vilas y María Paz Ortuño.
La autora de la exitosa trilogía del Baztán aseguraba que Matute, y en concreto su obra ‘Pequeño Teatro’, que leyó de adolescente, fueron decisivas para conformar su mirada de escritora.
«Yo odiaba el lugar donde había nacido, mi costa no era bella, mi costa era de trabajo y muerte, de herrumbre, astilleros, olor a grasa, soldadura, bacalao y sal, la odiaba», ha dicho. «‘Pequeño Teatro’ me enseñó que un pequeño pueblo de mar, en el que parece que nada se mueve, es un lugar donde pueden ocurrir todas las cosas».
Vilas ha mencionado ‘Primera Memoria’ y ‘Los niños tontos’ como sus primeras lecturas «matutianas» y ha asegurado que lo que le atrajo fue su mirada sobre «el desvalimiento de los protagonistas» y sobre la infancia como «un territorio irrecuperable».
Fuente: Noticia original