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La facilidad de jugar con Ferran Torres

“Con Ferran es muy fácil”. El Barcelona acababa de sellar su pase a la final de la Copa después de eliminar al Atlético en el Metropolitano gracias a la diana de Ferran Torres, y Lamine Yamal se encontraba distendido junto a sus amigos. “¿Cómo has hecho para ver a Ferran en el gol?”, le preguntaba uno de sus colegas, incrédulo frente a la brillante asistencia que había firmado, un pase que se coló entre las piernas de los defensas rojiblancos para dejar al valenciano mano a mano frente a Musso. “No, en serio. ¿Cómo has hecho?”, le insistió. “En serio, con Ferran es muy fácil. Siempre está corriendo hacia delante y genera espacios. Solo tienes que pasarle el balón”.

Unos días más tarde, en la Ciudad Deportiva del Barcelona, Lamine Yamal le trasladó el mismo mensaje (elogio) a Ferran Torres. “Sí, sí. Ya me lo comentó. Pero es al revés, lo fácil es jugar con Lamine. Tienes que correr hacia delante y él te la pone en el pie”, explica Ferran Torres a EL PAÍS.

La generosidad de Ferran Torres es un regalo para lanzadores como Lamine y como Pedri. “Ferran es muy pesado. Todo el día pidiendo el balón”, destaca el centrocampista canario. Y también para sus entrenadores. El primero en descubrirlo fue Pep Guardiola. En octubre de 2020, en la visita del Manchester City a Marsella, el técnico catalán reinventó a Ferran como falso 9. Él contestó con un gol. “No es delantero centro, pero le felicito por haber hecho el esfuerzo de actuar en esa posición. Se ha adaptado muy bien. Ferran tiene un gran sentido del gol y es un jugador que realmente se mueve muy bien”, subrayó, en su momento, el preparador catalán.

Criado como extremo en el Valencia, de Guardiola a Hansi Flick, Ferran también se ha ganado un lugar en el Barça del preparador alemán como alternativa a Lewandowski. “Ferran ya ha demostrado lo bien que juega en esa posición”, destacó el técnico antes de la final contra el Madrid. No siempre pensó igual.

Cuando comenzó la pretemporada, la idea de la dirección deportiva y del cuerpo técnico era intentar potenciar la figura de Ansu Fati. Después de su penosa cesión en el Brighton, Fati llegó al Barça dispuesto a recuperar su lugar. “Ya demostró que podía ser un jugador importante en el Barcelona”, presumían por entonces desde el entorno del canterano, al que nadie le podía arrebatar el dorsal 10 que había heredado de Leo Messi, símbolo de la necesidad azulgrana, pero también del optimismo que generaba Fati en el barcelonismo.

El señalado para salir, entonces, era Ferran. “Estoy muy tranquilo, voy a continuar en el Barça el año que viene, ya pueden ahorrarse la tinta y cambiar mi nombre por el de otro”, concluyó Ferran el pasado verano en una entrevista en RAC1. Desde entonces, el objetivo del valenciano era convencer a Flick. Eso ocurrió.

Mientras Fati se iba perdiendo entre lesiones y caras largas, Ferran continuaba en su obstinación: “Puedo ser el delantero centro titular del Barça, ¿por qué no?”. No solo hablaba frente a los micrófonos, también lo hacía en el campo. Lleva 17 goles en 41 partidos. Lo llamativo, en cualquier caso, es su cantidad de goles en relación con los minutos: 1.537. Una media de una diana cada 90 minutos, una estadística casi calcada a la de Lewandowski, 91. “No jugará Robert [lesionado], pero eso no afecta ni a Lamine ni a Raphinha en su manera de jugar”, expone Hansi Flick.

Ocurre que en el campo Ferran no solo no afecta a Lamine y a Raphinha, sino que les genera todo lo contrario, los beneficia. Ya lo dijo Lamine: la facilidad de jugar con Ferran.

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