El pasado domingo, los hutíes de Yemen lanzaron un misil tierra-tierra contra el principal aeropuerto de Israel. Superó de forma excepcional las defensas antiaéreas e hirió a seis personas, al caer cerca de una terminal. El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, prometió una respuesta “siete veces más fuerte” y el jefe de Gobierno, Benjamín Netanyahu, que llegaría “en el momento oportuno” tanto en Yemen como en Irán, principal apoyo de los hutíes. La represalia comenzó el lunes, con un ataque al puerto de Hodeida que mató a cuatro personas, según las autoridades sanitarias; y ha seguido, de forma más potente, este martes, contra el aeropuerto y otros puntos de Saná, según el ejército de Israel, que una hora antes había ordenado la evacuación inmediata del aeródromo de la capital yemení, controlada por los hutíes. Algo inédito en Yemen, a diferencia de lugares más castigados como Gaza y Líbano.
En las imágenes del ataque difundidas por la televisión Al Masira, vinculada a la milicia hutí, se pueden ver grandes columnas de humo gris sobre el aeropuerto y otros lugares de Saná. Testigos citados por la agencia Reuters hablan de cuatro impactos. Las autoridades tampoco han informado aún de víctimas. Al Masira menciona otros dos objetivos: una fábrica de cemento y una estación eléctrica.
Veinte aviones de combate
Una hora antes, el portavoz del ejército israelí en lengua árabe, Avijai Adree, difundió el siguiente mensaje en sus redes sociales: “A todos los presentes en el área del Aeropuerto Internacional de Saná, y por su seguridad. Les pedimos que evacuen el área inmediatamente y que adviertan a todos a su alrededor de la necesidad de hacerlo de inmediato. No evacuarlo ni alejarse del lugar los expone a peligro”. Iba acompañado de una imagen aérea del lugar marcado en rojo. El ejército israelí también informó de que unos 20 aviones de combate participaron en los bombardeos previos, del lunes.
Los hutíes forman un movimiento rebelde que controla cerca de un tercio del territorio de Yemen. Tras la invasión de Gaza a raíz del ataque de Hamás de octubre de 2023, irrumpieron en el conflicto “en solidaridad con los hermanos” palestinos. Acabaron adquiriendo un protagonismo insólito en Oriente Próximo, por la baza estratégica que les concede la geografía de poder acosar a buques mercantes en el mar Rojo. Una coalición de países se unió para evitarlo.
Es también el único grupo armado que sigue atacando a Israel con frecuencia, a diferencia de la libanesa Hezbolá (debilitada tras dos meses de guerra con Israel el año pasado) y otras milicias próximas a Irán en Irak o Siria. Los hutíes dejaron de lanzarle drones y misiles durante el alto el fuego en Gaza, pero volvieron a hacerlo el pasado marzo, cuando Netanyahu bloqueó la entrada de cualquier tipo de alimentos, agua o medicamentos al enclave palestino. Luego, rompió la tregua.
La milicia yemení ha venido disparando misiles cada semana (incluso dos en un mismo día) contra Israel. Siempre eran interceptados por las defensas, con el apoyo activo de EE UU. Hasta el impacto del domingo, nada lejos de la zona de despegue, que llevó a más de 15 aerolíneas (Iberia, Air Europa, Lufthansa, Delta, United Airlines, Wizzair, etc.) a cancelar temporalmente sus vuelos a Tel Aviv. Ese mismo día, los hutíes exhortaron a las compañías aéreas a convertir la medida en permanente, “teniendo en consideración” que se disponen a disparar frecuentemente contra los aeropuertos de Israel. Lo llaman “bloqueo aéreo completo”, en respuesta a la decisión del Ejecutivo de Netanyahu de expandir la ofensiva en Gaza y ocuparla militarmente, que aprobó un día más tarde.
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