En el mundo de ‘The Last of Us’, la vida pende siempre de un hilo. No hay certezas, no hay futuro prometido. Solo queda sobrevivir un día más, aferrarse a lo que uno ama y temer, en silencio, la pérdida inevitable. En este paisaje de ruinas y cicatrices, cada relación se convierte en un faro y cada muerte, en un terremoto. Porque cuando todo se ha derrumbado, lo único que todavía puede romperte es el corazón.
¡SPOILERS del episodio 2×02 de ‘The Last of Us’ a partir de esta línea!
‘The Last of Us’ deja en shock al mundo por lo que se ha atrevido a hacer y hay un motivo que explica la polémica decisión de la serie de HBO: “¿Ha muerto de verdad?” Es la pregunta que ha llenado las redes, los foros y los grupos de WhatsApp desde que se emitió el segundo episodio de la segunda temporada de ‘The Last of Us’. Una pregunta que muchos fans formulan con incredulidad, casi esperando que alguien les diga que no, que es un truco narrativo, una pesadilla, una escena imaginada por Ellie o una artimaña de los guionistas para provocar reacciones. Pero no: ha sucedido. Es real. Joel ha muerto.
Y no ha muerto de cualquier forma. Ha muerto como en el videojuego original de The Last of Us Part II, en una escena de una violencia seca, sin dramatismo heroico ni discurso de despedida. Un acto brutal que interrumpe el curso de la historia como un disparo en mitad del pecho… porque eso es exactamente lo que es. Un disparo, un golpe, un linchamiento. La escena ocurre al final del episodio 2×02, titulado Through the Valley, cuando Joel, tras aceptar la ayuda de un grupo de desconocidos, acaba atrapado en una emboscada. La líder del grupo es una joven llamada Abby, una nueva figura en este ajedrez emocional a la que interpreta Kaitlyn Dever, la actriz que ha revolucionado ‘The Last of Us’: «En la serie no hay villanos. Solo personas rotas intentando sobrevivir». Con gesto firme y sin mostrar un ápice de vacilación, Abby ejecuta al personaje que Pedro Pascal ha interpretado durante toda la primera temporada y parte de esta segunda. El golpe emocional es devastador. Ellie, atada y obligada a mirar, se convierte en testigo de una muerte que marcará su destino.
La escena, fiel a la que ya dejó en shock a los jugadores del videojuego de Naughty Dog, ha provocado un auténtico terremoto entre los espectadores de la serie. Las redes se han llenado de mensajes de incredulidad, rabia y tristeza. Algunos acusan a los creadores de traicionar la promesa emocional de la primera temporada. Otros defienden la audacia de llevar a la televisión una historia que no se pliega a las convenciones. Y muchos, simplemente, no quieren creerlo. De ahí la pregunta: “¿Ha muerto de verdad?”
La respuesta es sí. Joel ha muerto. Y no volverá. Al menos, no en el presente de la historia…
Pedro Pascal, que ha dado vida al personaje con una intensidad conmovedora, seguirá apareciendo en la serie de HBO para Max. Pero lo hará en forma de flashbacks. Igual que en el videojuego, la segunda temporada de ‘The Last of Us’ explorará la relación entre Joel y Ellie a través de recuerdos, escenas del pasado que llenarán los huecos emocionales y revelarán momentos no vistos de su vínculo. Serán piezas sueltas de una historia ya rota. Ecos de lo que fue. Imágenes que, ahora lo sabemos, tendrán el peso de la ausencia.
La elección de matar a Joel tan pronto en la temporada no es caprichosa. Es una decisión narrativa arriesgada, valiente y profundamente coherente con el universo emocional de la serie. En ‘The Last of Us’, la muerte no es un recurso, es un eje. La pérdida está en el centro de todo: perder a un ser querido, perder la fe, perder la inocencia. Y cuando se pierde a alguien como Joel, no solo se tambalea la historia: se tambalea el espectador. Porque, como dijo recientemente Neil Druckmann, cocreador de la serie, en una entrevista con Fotogramas, «‘The Last of Us’ obliga al espectador a enfrentarse al duelo. Y el duelo es una emoción increíblemente perturbadora”.
A partir de este momento, Ellie será el motor de la historia. Y lo hará desde el dolor, desde la rabia, desde la necesidad de justicia. La llegada de Abby no solo ha cambiado el rumbo del relato: ha abierto una herida que marcará todo lo que viene después. Una herida que no se cerrará fácilmente. Así que sí. Ha muerto de verdad. No es un sueño, no es una ilusión. Y precisamente por eso, la historia de ‘The Last of Us’ sigue siendo tan poderosa: porque en un mundo donde nada está garantizado, el amor y el dolor siempre van de la mano.
Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.
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