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Friedrich Merz inicia su mandato con una visita a Macron para “resincronizar” el eje franco-alemán

El Palacio del Elíseo se ha pasado los últimos años asegurando públicamente que las relaciones entre Alemania y Francia seguían siendo igual de fluidas que siempre y que los intereses del eje franco-alemán continuaban alineados. Esta semana, ante la llegada el miércoles del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, la diplomacia francesa no podía contener su entusiasmo y reconocía con gran optimismo que es el momento de “resincronizar” las agendas tras la fría relación entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y el excanciller socialdemócrata, Olaf Scholz.

Merz, tras una accidentada sesión de investidura el martes en el Bundestag —perdió inesperadamente la primera votación— busca ahora revitalizar las relaciones entre ambas capitales, que se han visto enturbiadas por las diferencias en cuestiones de política europea e internacional, incluido el posicionamiento con respecto a la guerra de Ucrania y de la Defensa común.

Macron anunció en la rueda de prensa posterior a la reunión que Francia y Alemania establecerán un “consejo de defensa y seguridad” común.“Se reunirá regularmente para aportar respuestas operativas a los desafíos estratégicos comunes”, precisó el presidente francés durante una conferencia de prensa junto al nuevo canciller alemán, Friedrich Merz. El primer consejo franco-alemán se celebrará durante el verano, añadió. “Estableceremos un programa común de innovación en defensa, para permitir las innovaciones disruptivas necesarias para la guerra del mañana”, insistió.

Solo un día después de su investidura, en la primera visita al extranjero —como manda la tradición—, los dos mandatarios escenificarán el comienzo de una nueva etapa en las relaciones franco-alemanas, justo en el momento en que más necesita Europa de esa cooperación. “Una visita protocolaria, pero que en realidad es ya una visita de trabajo, de aceleración para dar una señal muy fuerte e inmediata de que está en marcha una renovación en la relación franco-alemana. Se trata de una renovación tanto a nivel bilateral entre Francia y Alemania como también de un nuevo impulso para Europa y la agenda de soberanía, competitividad y seguridad”, señalan fuentes diplomáticas.

La sintonía personal y biográfica entre ambos líderes —han pasado por el sector financiero, hablan un idioma económico parecido y mantienen una relación complicada con su propio partido— es fuerte. Macron y Merz, que se proclama francófilo y amante de las costumbres francesas, especialmente las culinarias, se conocen bien, ya que se han reunido varias veces, tanto antes como después de las elecciones alemanas del 23 de febrero. Antes de ganar las elecciones, cuando Merz era solo el líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el presidente francés le recibió en el Elíseo, el 20 de diciembre de 2023. Posteriormente, acudió al Bundestag el 22 de enero de 2024 para pronunciar —en alemán— un homenaje póstumo al exministro Wolfgang Schäuble, gran europeísta y mentor de Merz.

Los guiños de Merz a Francia se han repetido desde su elección, y han sido siempre correspondidos por Macron. Tres días después de los comicios del 23 de febrero, voló a París para realizar su primer viaje al extranjero, con motivo de una cena en el Elíseo que duró tres horas. Tres semanas más tarde, el presidente francés volvía a recibir al futuro canciller en la residencia del embajador de Francia en Berlín, el 18 de marzo. Aquella cena, una vez más, se prolongó hasta altas horas de la noche.

La agenda inmediata entre los dos países pivota en torno a los asuntos económicos y a la guerra en Ucrania, que a menudo se entrelazan. En el segundo aspecto, Francia espera mayor contundencia y respaldo a Kiev de la primera economía de la zona euro de la que mostró Scholz, siempre lastrado por los bloqueos de la coalición tripartita (con liberales y verdes) y por su falta de ímpetu internacional. Merz, sin embargo, todavía mantiene cierta ambigüedad en temas sensibles como la idea de un préstamo común europeo para la defensa, el envío de tropas terrestres a Ucrania o el suministro de misiles de largo alcance. En cambio, el nuevo canciller se ha mostrado decidido a abrir el debate sobre cómo compartir la disuasión nuclear y de la posibilidad de que Francia pueda extender su paraguas atómico a los aliados europeos.

La agresividad con la que Macron defiende ahora un proceso de autonomía respecto a la protección y dependencia estadounidense encuentra mayor respaldo al otro lado del Rin estos días. Pero en París son conscientes de que la posición del nuevo canciller no refleja del todo el sentimiento dominante dentro de su coalición, donde el apego a la relación transatlántica sigue siendo fuerte. Algo que podría ralentizar determinadas decisiones. Un consejo de ministros franco-alemán debería celebrarse durante el verano para comenzar a poner en práctica la hoja de ruta que se anunciará durante la conferencia de prensa conjunta.

Merz, en cualquier caso, ha marcado ya mucha distancia con su predecesor, Olaf Scholz, en esa cuestión. Pero ambos están de acuerdo en las “inadmisibles” injerencias de EE UU en las últimas elecciones. El nuevo canciller advirtió el martes a Washington que “se mantenga al margen” de la política de su país después de que el partido de extrema derecha AfD recibiera un fuerte respaldo de varios aliados del presidente estadounidense, Donald Trump. Durante la campaña, AfD recibió un claro apoyo de uno de sus principales aliados, Elon Musk, el multimillonario tecnológico, y del vicepresidente de EE UU, JD Vance. Merz condenó las recientes “observaciones absurdas” provenientes de EE UU, sin especificar declaraciones concretas, y dijo que “le gustaría alentar al gobierno estadounidense… a mantenerse en gran medida al margen de” la política interna alemana.

La semana pasada, después de que la agencia de inteligencia interior de Alemania designara al AfD como un partido “extremista de derecha”, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, calificó la medida como “tiranía disfrazada” y dijo que “Alemania debería dar marcha atrás”. Merz dijo que siempre sintió que EE UU “puede distinguir claramente entre partidos extremistas y partidos del centro político”. Hablando con la emisora pública ZDF el martes, Merz subrayó que él “no intervino en la campaña electoral estadounidense” que eligió a Trump.

Alemania, que aspira a concluir nuevos acuerdos de libre comercio europeos para compensar la ofensiva proteccionista estadounidense, espera convencer a Francia de dar luz verde al acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur (el mercado común que reúne a Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia). Pero París no está dispuesto a ceder sin modificaciones al texto firmado por la Comisión Europea.

El nuevo canciller alemán también quiere abordar la cuestión migratoria, con el fin de poder aplicar el endurecimiento de los controles fronterizos que prometió durante su campaña, y que ya preocupa a algunos de sus vecinos, como Polonia. De hecho, tras la visita a París, Merz volará a Varsovia para entrevistarse con su presidente, Donald Tusk, y mostrar la relevancia adquirida en los últimos tiempos, especialmente en cuestiones militares.

El Elíseo, por su parte, desea trabajar a partir de los informes de Mario Draghi y Enrico Letta, que denuncian el atraso de la economía europea frente a sus competidoras, EE UU y China.

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