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Estado Islámico en África Occidental recrudece sus acciones en…

Los yihadistas han atacado los «supercampamentos» militares empleando drones armados y apoderándose de armamento

MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) –

Estado Islámico en África Occidental (ISWA, por sus siglas en inglés) ha recrudecido en los últimos meses sus acciones en el noreste de Nigeria, donde el Ejército se está viendo ampliamente superado por los yihadistas, que han llevado a cabo potentes ataques contra bases militares empleando drones armados y aprovisionándose de armas gracias a ello.

La filial de Estado Islámico, que opera esencialmente en el noreste del país y que surgió de una escisión del grupo terrorista Boko Haram, parece haber recuperado el poderío que ya mostró hace unos años, con ataques que se han ido intensificando en cuanto a crudeza e intensidad desde el comienzo del año, según coinciden todos los analistas, y que hacen presagiar que quiera seguir extendiendo su control a nuevas zonas del país.

Los ataques contra bases de las Fuerzas Armadas nigerianas comenzaron en enero, pero su ritmo se ha acelerado a partir de marzo y en particular en el último mes. En total ISWA habría llevado a cabo hasta una quincena de estos ataques en lo que va de año, según el recuento de expertos.

Uno de ellos tuvo como objetivo el pasado 2 de mayo la base de Buni Gari, donde está acuartelada la brigada 27 del Ejército, uno de los pilares de la ‘Operación Hadin Kai’ contra el terrorismo, cuyos miembros fueron desalojados y su armamento robado por los milicianos. Además, entre el 12 y el 13 de este mismo mes, los yihadistas realizaron ataques coordinados contra las localidades de Marte, Dikwa y Rann, en el este de Borno, el estado más castigado por la violencia islamista.

El 22 de mayo golpearon una Base Operativa Avanzada (FOB) de la Brigada 19 –la mayor y más importante del noreste– a las afueras de Damboa, si bien la acción fue repelida, como también ocurrió con el ataque del 30 de mayo contra otra base en Bita, también en Borno, en el que el Ejército informó de la «neutralización de al menos 60 terroristas», sin que las bajas por uno y otro lado puedan ser verificadas de forma independiente.

POTENCIAL RECUPERADO

Aunque durante un tiempo pareció que ISWA había quedado controlado tras imponerse sobre la facción de Boko Haram que comandaba su histórico líder, Abubakar Shekau –muerto en 2021–, el grupo terrorista ha dado muestras más que probadas de que ha recuperado su potencial, hasta el punto de que los expertos coinciden en que la actual ofensiva supera la realizada entre 2018 y 2020.

En opinión de Malik Samuel, investigador de Good Governance Africa, y Ed Stoddard, experto de la Escuela de Estudios Avanzados Santa Ana en Pisa, la reorganización a la que se ha sometido el grupo, con la creación de tres provincias, le ha permitido expandir sus ataques hacia la zona fronteriza de Extremo Norte, en Camerún, así como hacia el estado nigeriano de Adamawa, donde estaba históricamente menos presente, además de operar en la zona del lago Chad y el estado de Borno.

En un artículo para ‘The New Humanitarian’, también ponen el acento en «el uso de nuevas tácticas y nuevas tecnologías» en sus acciones, empezando por el empleo de drones con explosivos en sus ataques y pasando por la ejecución de ataques nocturnos, para lo que haría falta algún tipo de material de visión en estas circunstancias.

USO DE DRONES ARMADOS

«ISWA ha empleado drones para reconocimiento y propaganda desde hace años pero los drones armados son una innovación preocupante», admiten ambos expertos que inciden en que se trata de «armas baratas disponibles comercialmente que pueden usarse para trasladar directamente los explosivos al objetivo». «Tras años de prueba y error», el grupo parece haber conseguido desarrollar la capacidad para «emplearlos de forma efectiva desde finales de 2024», añaden.

También llama la atención sobre esta amenaza The Soufan Center, una entidad estadounidense especializada en el análisis de seguridad. «El creciente uso de tecnología kinética de drones apunta a apoyo externo y una mayor financiación, probablemente desde el mando central de Estado Islámico», apunta esta organización estadounidense.

«La transición hacia este método de guerra, así como el posible mayor apoyo del núcleo central (de Estado Islámico), ha demostrado ser un factor decisivo en la reciente oleada de éxitos tácticos del grupo», sostiene en un artículo consultado por Europa Press.

MENOS PRESIÓN INTERNACIONAL

Otro factor que ha influido en el buen momento que atraviesa ISWA es el papel en declive que tiene la Fuerza de Tarea Multinacional Conjunta (MNJTF, por sus siglas en inglés), creada precisamente para combatir la amenaza yihadista en el Lago Chad, según coinciden tanto The Soufan Center como el reciente artículo para Critical Threats sobre este grupo de Liam Karr.

Dicha fuerza está integrada por Camerún, Chad, Níger y Nigeria, los cuatro países bañados por el citado lago, así como Benín, pero Niamey la abandonó el pasado marzo, lo que ha afectado a la información de inteligencia, mientras que Yamena también ha amenazado con hacer lo propio, pero no ha concretado el paso. Entre otras cosas, según subraya Karr, esta fuerza ha resultado ser «incapaz» de acabar con el yihadismo en la zona por su débil estructura de mando y la brevedad de sus operaciones.

Por otra parte, ambos análisis ponen de relieve que el éxito en las acciones de ISWA es un reflejo del fracaso de la política del Gobierno nigeriano, que optó por la creación de «supercampamentos» militares en grandes ciudades en lugar de bases más pequeñas y dispersas a partir de 2019.

Estos éxitos han venido motivados «por una combinación de ataques nocturnos, el aislamiento selectivo de las bases mediante la detonación de las carreteras y puentes que les rodean, y la acumulación de un creciente arsenal de armamento saqueado para facilitar futuras incursiones», subraya el Soufan Center, que también considera que el declive en los choques con Boko Haram ha permitido al grupo «cooptar combatientes y establecer su dominio».

Su análisis denuncia que al centrar los efectivos y el armamento en estos «supercampamentos», las zonas rurales y densamente pobladas se han vuelto más vulnerables e incluso ahora muchas de ellas están controladas por ISWA. Además, muchas de estas infraestructuras están poco financiadas y mal fortificadas debido a la corrupción y la mala gestión, lo que las deja más expuestas a los ataques y saqueos.

«Los ataques recientes sugieren un cambio hacia la confrontación proactiva, con pérdidas de equipamiento valoradas en millones, elevando la preocupación por la ya débil capacidad del Ejército para mantener su contraofensiva», advierte The Soufan Group.

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