Scott Bessent, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, es visto por el sector financiero como la voz más sensata dentro de su equipo económico. Este martes daba un discurso en un evento organizado por JPMorgan, el mayor banco del país. Ahí ha pronunciado unas palabras que son música para el oído de los inversores. La guerra comercial con China es “insostenible” en sus niveles actuales, ha asegurado, por lo que aventura que habrá una “desescalada”. Era un discurso a puerta cerrada, pero sus palabras han trascendido y Wall Street ha subido con fuerza.
Los mercados están dando señales inequívocas de que quieren que el Gobierno de Donald Trump levante el pie del acelerador de los aranceles. Cuando el presidente adopta su retórica más proteccionista (o ataca la independencia de la Reserva Federal), las Bolsas caen. Cuando él o alguien del equipo se muestra conciliador, rebotan al alza.
En su discurso, Bessent ha indicado que no hay por ahora abiertas negociaciones formales para llegar a un acuerdo comercial entre las dos mayores economías del mundo, pero que espera que la desescalada llegue en un futuro próximo, sin dejar claro cuál sería el detonante de la misma. Las palabras de Bessent se producen en el mismo día en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado con fuerza su previsión de crecimiento para Estados Unidos, del 2,7% al 1,8%, como consecuencia de la errática e imprevisible política comercial de Trump.
Bessent afirmó que el objetivo de Estados Unidos no era desvincularse de China y que la situación actual, con aranceles del 145% sobre los productos chinos por parte de Estados Unidos y del 125% sobre los productos estadounidenses por parte de China, no era sostenible. Se mostró optimista respecto a la posibilidad de que las tensiones se calmaran en los próximos meses, lo que supondría un alivio para los mercados, pero advirtió de que un acuerdo más amplio podría llevar más tiempo, según Bloomberg.
El jefe del Tesoro señaló a los asistentes que podría alcanzarse un acuerdo global entre los dos países en un plazo de dos a tres años. También reiteró su afirmación de que China ha sofocado su consumo interno y favorecido la industria manufacturera a expensas de Estados Unidos, y dijo que cualquier acuerdo requeriría un reequilibrio del comercio que permitiera a Estados Unidos aumentar la producción industrial, según dicha agencia.
“China va a ser un trabajo duro en términos de negociaciones”, afirmó Bessent según una transcripción obtenida por The Associated Press. “Ninguna de las partes cree que el statu quo sea sostenible”, añadió.
En una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo este martes que Trump le había dicho que las cosas iban “muy bien” en relación con un “posible acuerdo comercial con China”. Sin embargo, dejó sin contestar las preguntas sobre si había habido una conversación real entre el presidente de Estados Unidos y el líder chino Xi Jinping. Leavitt afirmó que la Administración Trump ha recibido 18 propuestas de otros países para pactos con Estados Unidos. Añadió que “todas las partes implicadas quieren que se alcance un acuerdo comercial”.
Trump y miembros de su Gabinete se han reunido para mantener conversaciones con sus homólogos de Japón, India, Corea del Sur, la Unión Europea, Canadá y México, entre otros países. Esta semana habrá reuniones de diverso nivel con 34 países, según la Casa Blanca. Sin embargo, el presidente no ha dado señales en público de que tenga intención de retirar su arancel básico universal del 10%, a pesar de que ha insistido en que está buscando que otros países reduzcan sus propios impuestos a la importación y eliminen barreras no arancelarias.
Mientras, el digital Politico informó de que la Casa Blanca estaba a punto de anunciar acuerdos de alto nivel con Japón y la India, aunque se espera que estos acuerdos sean en gran medida una señal de la voluntad de negociar temas específicos, cuyos detalles se concretarán en los próximos meses o incluso años. Leavitt se negó a decir si esos anuncios marco serían suficientes para evitar la reanudación de los aranceles al final de la pausa de 90 días.
Bessent ha impulsado una estrategia para tratar de aislar a China dando prioridad en las negociaciones a otros socios comerciales y pidiéndoles concesiones contra el gigante asiático. Pekín se rebeló el lunes contra esa estrategia y advirtió a otros países que no firmen acuerdos comerciales con Estados Unidos que puedan afectarles negativamente. “China se opone firmemente a que cualquier parte alcance un acuerdo a expensas de los intereses de China”, afirmó el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.
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