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El ritual gallego de la «rapa das bestas», una experiencia en 270° en Festival de Cannes

Cannes (Francia) (EFE).- El ritual gallego de la «rapa das bestas» ha viajado este 2025 hasta el Festival de Cannes, convertido en una experiencia de cine inmersivo en 270 grados con olor a hierba, música de gaitas y caballos salvajes rodeando al espectador.

El encargado de hacerlo realidad ha sido el realizador español Brais Revaldería (Lugo, 1982), que compite con su obra ‘Fillos do vento: A rapa’ en la competición que el prestigioso certamen francés dedica al cine inmersivo desde la edición de 2024.

«Tenía esa imagen grabada en la retina de los aloitadores saltando encima de los caballos», explica a EFE Revaldería, que comenzó a trabajar en este proyecto hace siete años y quien también prepara un largometraje documental sobre esta ancestral tradición.

La carrera de Revaldería ha tocado prácticamente todos los polos audiovisuales -desde anuncios de Dior a videoclips de Lionel Richie, pasando por la experiencia inmersiva de la serie Westworld (HBO) en Estados Unidos-, pero cuando empezó a dirigir cine decidió echar en cierta medida la vista atrás para buscar historias en España, y particularmente en Galicia, que muestren su riqueza cultural.

«Fuera siempre te mencionan Madrid y Barcelona, que son fantásticas, pero España es mucho más», recalca.

Experto en esta tradición

En esa búsqueda, la «rapa das bestas» emergió de recuerdos de imágenes en el telediario, como un tema que siempre tuvo pendiente investigar.

Ahora es todo un experto en esta tradición de cortar las crines a los caballos salvajes, cuyo exponente más conocido es el que se celebra en el pueblo de Sabucedo.

No son animales cualquiera sino bestas y garañones, la última población de caballos que queda en Europa viviendo en libertad y cuyo ecosistema se está viendo amenazado por el avance de las instalaciones eólicas para generar energía renovable.

Los equinos son reunidos, desparasitados, curados de sus heridas y luego conducidos a los «curros» (recintos cerrados) en los que son rapados a base de fuerza y maña de los aldeanos, que los agarran con sus propias manos.

«Aloitadores» retienen a los caballos salvajes para cortarles las crines y desparasitarlos, en la fiesta de la ‘rapa das bestas’. EFE/Brais Lorenzo

‘Fillos do vento: A rapa’ lleva al espectador por el monte, al encuentro de los caballos, y luego lo pone en el centro del curro en una grandiosa experiencia sensorial con tres grandes pantallas (una central y dos perpendiculares a cada lado) y audio espacial.

La rapa es una vivencia que Revaldería considera especialmente apta para el cine inmersivo porque es un ritual que se hace en comunidad, pero sobre todo por la «espectacularidad» de las imágenes que genera.

En Cannes no deja indiferente y el realizador explica que las reacciones son polarizadas: los hay que salen emocionados y los hay que no la entienden y comparan esta tradición con el toreo.

«No tiene nada que ver, sinceramente», opina el realizador, que también ve una oportunidad en el hecho de abrir un debate sobre ello con la audiencia.

En el pueblo de Sabucedo, Revaldería considera que lo explican muy bien: «es un acto de ganadería» y también una forma de «ocuparse de los caballos», que más allá de lo espectacular de las imágenes, si no fuera por los aldeanos «no seguirían aquí».
El premio a la mejor obra inmersiva de este Festival de Cannes se anunciará el 22 de mayo.

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