Por Gabriel Romano Burgoa |
La Paz (EFE).- El oficialismo en Bolivia afrontará por primera vez unas elecciones sin un liderazgo único, a raíz de la división del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) en facciones lideradas por el jefe de Estado, Luis Arce, el exmandatario Evo Morales y el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez.
«El MAS está llegando a un fin de ciclo, lo que no quiere decir que va a desaparecer (…) va a mantenerse en el sistema político, pero ya no va a ser el único actor fuerte», dijo a EFE la analista política Jimena Costa.
A juicio de la experta, el oficialismo tiene un liderazgo en caída (Morales), uno que no llegó a consolidarse (Arce) y otro en construcción (Rodríguez), pero ninguno es «suficientemente fuerte» para articular a todos los sectores del bloque popular de izquierda.
El MAS surgió hace tres décadas como una convergencia de sectores sociales populares de indígenas, campesinos y obreros articulados bajo la figura de Evo Morales (2006-2019), que se potenció con su llegada al Gobierno en 2006 hasta su renuncia a la Presidencia en 2019.
Morales denunció que fue víctima de un golpe de Estado en su contra durante la crisis política de ese año, algo que la oposición ha negado reiteradamente, y salió del país solicitando refugio en México y después en Argentina, para desde el extranjero ser jefe de campaña del MAS e impulsar la candidatura de Luis Arce, quien resultó vencedor en los comicios de 2020.
Las tensiones
Al año del mandato de Arce comenzó el distanciamiento con Morales, que se acrecentó por las diferencias sobre las decisiones de Gobierno, el control del MAS y la candidatura presidencial.
La tensión entre ambos escaló hasta que en noviembre del año pasado la Justicia y el ente electoral reconocieron al dirigente Grover García, afín a Arce, como líder del MAS, lo que supuso el alejamiento de Morales del partido del que también fue fundador después de casi tres décadas.
Morales renunció al MAS e impulsó la creación del bloque político Evo Pueblo, además de considerar que está habilitado para ser nuevamente candidato pese a que ya gobernó Bolivia en tres ocasiones (2006-2009, 2010-2014 y 2015-2019) y pese a los fallos del Tribunal Constitucional Plurinacional que establecen que la reelección en Bolivia se aplica por una sola ocasión.
La división en el oficialismo recrudeció cuando hace más de dos semanas, Rodríguez, hasta entonces leal a Morales y considerado su «sucesor», aceptó ser candidato presidencial por su cuenta.
Liderazgos
El martes, Arce, que hasta ese momento era la principal carta presidenciable del MAS, renunció a la reelección y desafió a Morales a tomar la misma postura, e invitó a Rodríguez a ser parte de la unidad del bloque popular, pero el llamado del presidente no tuvo la respuesta esperada.

A juicio de Costa, Rodríguez tiene «mejores condiciones» debido a que «no ha sido contaminado» por el cruce de acusaciones entre Arce y Morales, además porque no recae sobre él la crítica a la gestión del Gobierno marcada por la adversa situación económica, inflación y escasez de divisas.
La analista señaló que el golpe definitivo hacia Morales se produjo el miércoles, cuando el Tribunal Constitucional afirmó que la reelección en Bolivia es por «una sola vez de manera continua», sin la posibilidad de ejercer un tercer mandato continuo o discontinuo.
Mientras que Arce es quien tiene menos condiciones para tomar el liderazgo del bloque popular de izquierda en Bolivia, debido a que «no ha construido un liderazgo propio» y pesa sobre él «el estigma de un burócrata que hace gestión pública pero sin liderazgo».
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