El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha anunciado este lunes su disolución, tras 40 años de lucha armada y más de 40.000 muertos. La decisión ha sido adoptada en el congreso celebrado la semana pasada por el grupo tras el histórico llamamiento por parte de su encarcelado líder, Abdulá Öcalan, a favor de dar este paso, en medio de los esfuerzos para lograr un acuerdo de paz con el Gobierno de Turquía.
Así, la formación ha indicado que el 12º congreso del PKK ha decidido proceder a la disolución de su estructura organizativa y a poner fin a la lucha armada, dando carpetazo así a “todas las actividades llevadas a cabo en nombre del PKK”, según ha recogido la agencia kurda de noticias Firat, vinculada a la formación.
El comunicado ha sido publicado días después de que el PKK confirmara que el congreso había tenido lugar entre el 5 y el 7 de mayo “en dos áreas diferentes”, con delegados que representaban a “todas las ramas del partido”, y adelantara que los resultados de las reuniones serán publicados “muy pronto”, una vez que “se combinen” las conclusiones de los contactos en ambos puntos.
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) fue fundado en 1978 por Öcalan y se levantó en armas contra Turquía en 1984, cuando el fundador ya se había puesto a resguardo de la represión turca en Damasco (Siria). La organización —incluida en la lista de grupos terroristas de Turquía, la UE y Estados Unidos— ha mantenido siempre una férrea estructura jerárquica y un gran culto a la personalidad de Öcalan, lo que ha favorecido que este mantenga una fuerte influencia sobre todos los seguidores y simpatizantes del PKK pese a su encierro en prisión.
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