Con gran sentido del humor, para descartarse como Papa dijo que «hay que estar enfermo mental» para quererlo o que puede ser «papa frita»
MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) –
El salesiano español Cristóbal López Romero, nacido en Vélez-Rubio (Almería), es actualmente arzobispo de Rabat (Marruecos) y se ha convertido en una de las figuras destacadas del Cónclave que arranca este miércoles 7 de mayo y elegirá al próximo Papa tras el fallecimiento de Francisco.
Así, en las últimas semanas, al ser preguntado por la posibilidad de ser elegido nuevo pontífice, ha reiterado que no tiene pretensión alguna en ocupar ese puesto. «Habría que estar loco. Hay que estar enfermo mental para desear ser Papa», bromeó ante los medios en una entrevista el día del funeral de Francisco.
Nacido en 1952, con 72 años, López Romero ingresó en 1964 en la familia religiosa fundada por Juan Bosco, emitiendo sus primeros votos en 1968, a los 16 años, y sus votos solemnes a los 22, en 1974. Tras completar sus estudios secundarios en el seminario salesiano de Girona, entre 1973 y 1979 concluyó su formación filosófica y teológica en el seminario salesiano de Barcelona. Además, en 1982 obtuvo la licenciatura en Ciencias de la Información, en la sección de Periodismo, en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ordenado sacerdote en 1979, ejerció inicialmente su ministerio a favor de los marginados en el barrio periférico de La Verneda, también en Barcelona. En 1984, partió hacia Paraguay, donde durante dos años se dedicó a la pastoral juvenil en el colegio salesiano de Asunción y posteriormente fue delegado provincial de pastoral juvenil vocacional (1986-1992).
Simultáneamente, durante un año editó el Boletín Salesiano (1991-1992) y posteriormente fue párroco en la capital paraguaya (1992-1994). Posteriormente, fue Superior de la Sociedad Salesiana de Don Bosco en Paraguay (1994-2000) y director de comunidad y docente en el Colegio de Asunción (2000-2002), tras lo cual ejerció su ministerio en las misiones salesianas del país sudamericano (2002-2003).
En ese momento, se trasladó a Marruecos, donde fue director de la comunidad y de la pastoral parroquial y escolar en el Centro de formación profesional de Kénitra (2003 a 2011), antes de regresar a América Latina como superior de la provincia salesiana de Bolivia (2011 a 2014).
Regresó a España como superior de la provincia salesiana de María Auxiliadora, de 2014 a 2017, año en el que fue nombrado por el Papa Francisco arzobispo de Rabat, sucediendo al francés Vincent Landel, perteneciente a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Bétharram.
Recibió la ordenación episcopal en 2018, en la Catedral de San Pedro de Rabat, por el cardenal Juan José Omella, en aquel momento arzobispo metropolitano de Barcelona, siendo co-consagrantes el cardenal franciscano Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, y el Arzobispo Vito Rallo, nuncio apostólico en Marruecos. ‘Adveniat regnun Tuum ‘fue el lema que eligió para su ministerio, al servicio de la minoría católica.
RECIBIÓ A FRANCISCO EN 2019
Del 30 al 31 de marzo de 2019, recibió al Pontífice con motivo de su viaje para conmemorar el octavo centenario del histórico encuentro entre San Francisco de Asís y el sultán Al-Malik Al-Kamil.
Creado y proclamado cardenal por el Papa Francisco en el consistorio del 5 de octubre de 2019, con el título de San Leone I, en reconocimiento a su amplio conocimiento, tanto del mundo islámico como de las comunidades populares de la Iglesia en Latinoamérica. También es miembro de los Dicasterios para el Diálogo Interreligioso; y para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
En las últimas semanas, ha dado varias entrevistas a los medios en las que ha manifestado sus reticencias a ser designado Papa. Así, en una entrevista a RTVE recogida por Europa Press el día del funeral de Francisco, López Romero afirmó que ser Obispo de Roma «sobrepasa a cualquier persona y, por lo tanto, pretender eso significa o bien estar mal de la cabeza y no hacerse cargo de lo que significa, o bien estar mal del corazón y tener ansias y pretensiones de poder». «Hay que estar enfermo mental para desear ser Papa, enfermo mental o enfermo espiritual», precisó.
No obstante, puntualizó que una cosa es lo que «uno dice» pero, «si la Iglesia lo pide» y «los hermanos cardenales» lo eligiesen, «no se puede decir» que no se está disponible. «Además, en esto de la elección del Papa, la lógica no funciona demasiado. Ya pasó con Francisco y con muchos otros que nadie se lo esperaba y, sin embargo resultaron elegidos. Así que estoy muy tranquilo», argumentó.
«No me siento ni muchísimo menos a la altura ni preparado», aseguró en los días posteriores al fallecimiento de Francisco, cuando auguró que el próximo pontífice debía profundizar en las líneas impulsadas por Francisco, pero no por fidelidad personal a su figura, sino porque «son evangélicas» y beben «de la tradición más prístina y genuina de la Iglesia».
En sus intervenciones también se ha caracterizado por su sentido del humor ya que, en una de las numerosas ocasiones en las que ha sido preguntado por la posibilidad de ser el nuevo Papa, replicó: «Como dijo otro cardenal cuando le preguntaron si podía ser papa: ‘Sí, papa frita'».
Por otro lado, preguntado por la edad ideal del próximo Papa, afirmó que «la lógica humana» sugiere elegir a alguien «entre los 60 y 70 años» por lo que, con 72 recién cumplidos, insistió de nuevo en que no se veía como candidato al papado.
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