Pamplona (EFE).- La localidad navarra de Tudela ha vivido este domingo uno de los momentos cumbre del año, la Bajada del Ángel que anuncia a la Virgen María la resurrección de su hijo en una escena declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y a la que han acudido miles de personas.
Protagonizada en esta ocasión por la niña India Moleón, de 7 años, la ceremonia ha repetido simbolismo religioso y emoción, la misma que le avala como rito ancestral que se remonta a finales del siglo XIII aunque en su formato actual se conoce desde 1663.
Moleón fue ángel suplente el pasado año, por lo que este le tocaba ser la protagonista para interpretar esta tradición de arraigo en Tudela, un honor que consiste en descender de los cielos para retirar el luto a la Virgen y anunciarle la resurrección de Jesucristo.
Una cuidada coreografía y el respetuoso silencio
El acto responde a una cuidada coreografía que la niña ha estado ensayando durante las últimas semanas, para poder cumplir con la mayor naturalidad posible la misión de bajar desde una ventana, decorada como si fueran las puertas del cielo, que se abren al efecto en la Casa del Reloj de la Plaza de los Fueros de Tudela.
Amarrada con un arnés a una maroma, vestida de ángel, la niña se ha deslizado sobre la plaza mientras lanzaba al público «aleluyas» en forma de papeles.
Poco antes la Virgen ha sido llevada en procesión y sus andas situadas en la Plaza, bajo la trayectoria de la maroma por la que la niña ha llegado hasta la cabeza de la imagen, no sin antes dar discretas indicaciones a los porteadores para que le acercaran mejor la talla.
En ese momento, y ante el respetuoso silencio del gentío, ha retirado el paño negro que cubría a la Virgen mientras le anunciaba: «Alégrate, María, porque tu hijo ha resucitado».
Los sonoros aplausos han acompañado entonces a la niña en su retirada hacia el templete desde el que había salido, un recorrido del que de nuevo se ha encargado la gruesa cuerda tensada sobre las cabezas de los emocionados tudelanos.
India Moleón se ha mostrado sonriente durante todo el acto, señal de la satisfacción de haber sido la protagonista del acto álgido de la Semana Santa tudelana.
Finalizado este acto, que la lluvia ha respetado, la tradición marca que la niña o el niño que ha encarnado al ángel acompañe a la Virgen en procesión hasta la Catedral, donde hace la primera comunión.
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