MADRID 22 May. (EUROPA PRESS) –
El lateral derecho español Óscar de Marcos se despidió del Athletic Club este jueves en un acto muy emotivo en la ciudad deportiva de Lezama, en el que se definió como «un privilegiado» por todo lo vivido y en el que reconoció que club vizcaíno significa «la lealtad de un pueblo, la fidelidad que no se negocia».
El jugador natural de Laguardia ha pasado 16 años de su vida en el Athletic Club, donde se convirtió en una absoluta leyenda de los ‘leones’, con los que ha levantado una Copa del Rey (2024) y dos Supercopas de España (2015 y 2021). Este domingo, en San Mamés ante el FC Barcelona, jugará su último encuentro con el conjunto vasco, que sería 573 como esta camiseta, sólo superado por el mítico José Ángel Iribar (614).
«Soy un privilegiado por todo lo que he vivido, por este camino que he recorrido en el Athletic. Estos meses todavía se acentúa aún más el cariño que he recibido de la afición, de la gente que quiero. Estoy muy agradecido», comenzó el jugador vasco durante su acto de homenaje.
El lateral apuntó que no era el día «para decir adiós». «Estoy aquí para dar las gracias, para despedirme en casa, con mi gente, en el lugar donde he crecido como persona y como profesional. Aquí encontré mi lugar, me acogieron como a un hijo, y con el tiempo sentí que formaba parte de este hogar», indicó.
«Lezama ha sido mucho más que un campo de entrenamiento, era empezar cada mañana con una ilusión y San Mamés ha sido mi templo. La afición me hizo sentir que estaba donde tenía que estar. Hoy me despido, pero no me voy del todo porque cuando uno ha vivido con tanto amor, deja raíces. Una parte de mí se quedará aquí siempre», expuso De Marcos.
El vitoriano agradeció «hacer de este sueño algo eterno». «Me voy siendo quien soy porque aquí me enseñaron a serlo, pero no antes sin dejar una reflexión. Para mí el Athletic no es solo un club de fútbol, es la punta de un iceberg inmenso donde lo más grande es justo lo que no se ve. Debajo de esa palabra que brilla vive la lealtad de un pueblo, la fidelidad que no se negocia. El compañerismo que va contigo, está el ponerse siempre al servicio del grupo, caminar juntos codo con codo, sin ruido. Para muchos es fútbol, para mí es familia», reconoció.
«Cuando pienso en mis hijos no quiero que aprendan a amar un club, quiero que aprendan a vivir como se vive en el Athletic. No con la mirada puesta en la victoria, sino en la forma de recorrer la historia. No quiero solo enseñarles un escudo, quiero enseñarles un modo de estar en el mundo. Que sepan que ser del Athletic no es una camiseta, ni una bandera al viento, es ser fiel, justo, honesto, aunque nadie te esté viendo. ¡Gracias Athletic, gracias afición!», concluyó el de Laguardia.
Óscar de Marcos también agradeció a todos los presidentes, compañeros, empleados del club y cuerpos técnicos que ha tenido, centrándose en Marcelo Bielsa, quien le dio «la oportunidad» de descubrirse a sí mismo; y a Ernesto Valverde, que es como «un padre» para toda la plantilla. «El otro día incluso se le escapó que éramos sus hijos, y yo creo que lo siente de verdad porque a nosotros nos hace sentir así», dijo con una sonrisa tras el equívoco que sufrió en una rueda de prensa el entrenador.
Ya emocionado, el jugador hizo mención a sus actuales compañeros, recordando la temporada que han vivido, «un regalo» para él. «Hemos vivido un año mágico, hemos pasado días espectaculares, noches preciosas y es un lujo teneros cada día. En la balanza siempre saldría seguir un año más por gente como vosotros, porque hacéis que mi día a día haya sido increíble. Todavía me queda un partido más para disfrutar, va a ser un día inolvidable», aseguró el vasco.
«SACAR LA GABARRA ME QUITÓ TODOS LOS MALES DE AÑOS ATRÁS»
Sobre el momento en el que anunció su retirada, Óscar de Marcos afirmó que llevaba «tiempo pensándolo», ya que quería decirlo en el mejor momento «para el equipo». «Me liberé y he estado disfrutando mucho este tiempo», admitió, aunque también confesó que le da «pena» porque en estos 16 años le ha dado tiempo a acumular «muchos recuerdos». «Estoy tranquilo, feliz y satisfecho con lo que he hecho estos 16 años y eso me hace irme de una manera tranquila. La decisión la he tomado yo y eso siempre ayuda a que la despedida sea de otra forma», aseveró.
Cuestionado acerca del vértigo que puede dar el cambio de vida tras retirarse, el defensa explicó que la decisión «está muy meditada», aunque si en algún momento tiene «un bajón», no tendrá reparo en «reconocerlo y acudir a quien tenga que acudir para darle la vuelta a la situación».
«Yo siempre he encontrado a personas cien por cien del Athletic en Lezama y gracias a ellos me lo he incorporado. Por supuesto que yo soy del Athletic y siempre lo he sido, pero he aprendido a serlo por las personas que hay aquí», puntualizó acerca de la importancia de tener gente de la casa en el club.
«El haber podido sacar la gabarra me quitó todos los males que había vivido años atrás. Esas finales perdidas fueron muy dolorosas. Llevábamos 40 años intentando conseguir un título y esa gabarra fue como que todos los cuchillos que me había clavado yo mismo salieron solos», relató el vitoriano al recordar la celebración de la Copa del Rey del año pasado, el primer gran título en los últimos 40 años.
Preguntado sobre si su futuro más cercano puede seguir ligado al fútbol, De Marcos expresó que necesita «respirar». «Hay veces que hay que aburrirse en la vida para ver qué te pide el cuerpo. Tengo inquietudes y tengo cosas que me apetece hacer, pero creo que me tengo que salir un poco. Llevo muchos años y necesito un poco de distancia, estar con mis hijos, con mis amigos, con la cuadrilla, con otros proyectos y luego ir viendo», destacó.
Para terminar, De Marcos rememoró sus inicios en el equipo vasco y contó que cuando llegó «los veteranos tenían día libre» y él estuvo «solo en la habitación», sacándose «fotos con el chándal del Athletic» para mandárselas a la familia, porque estaba «flipando». «Esa misma noche jugué una partida de cartas en la habitación de Susaeta, me recibieron rápido y bien», sentenció.
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