MADRID 8 May. (EUROPA PRESS) –
Este miércoles 7 de mayo de 2025, dio comienzo el cónclave para elegir al nuevo Papa, que sucederá a Francisco tras más de una década de pontificado. Como establece la normativa vaticana, los cardenales electores se encuentran reunidos a puerta cerrada para discernir, en secreto y bajo juramento, el nombre del próximo pontífice. Las votaciones tendrán lugar cada día, en cuatro rondas diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Pero, ¿cuánto puede durar realmente un cónclave?
A lo largo de la historia de la Iglesia católica, las duraciones de los cónclaves han variado notablemente: desde apenas unas horas hasta casi tres años. Los plazos dependen del consenso entre los cardenales, las condiciones políticas del momento y, en algunos casos, de las normas impuestas para forzar una decisión.
EL MÁS LARGO: CASI TRES AÑOS EN VITERBO
La elección papal más larga documentada tuvo lugar entre 1268 y 1271 en la localidad italiana de Viterbo, tras la muerte de Clemente IV. En ese proceso participaron inicialmente 20 cardenales, pero el cónclave se vio bloqueado por la oposición entre dos facciones: la francesa, con cardenales nombrados por Urbano IV, y la italiana, que impedía alcanzar la mayoría necesaria de dos tercios.
Ante la falta de acuerdo, en otoño de 1269 los habitantes de Viterbo decidieron encerrar a los cardenales en el palacio papal, y en junio de 1270 llegaron incluso a destechar la sala y a restringir el suministro de alimentos. El número de electores se redujo a 16, y finalmente se optó por una elección de compromiso, en la que seis cardenales fueron designados para proponer un candidato aceptado por todos.
La elección recayó el 1 de septiembre de 1271 en Tebaldo Visconti, archidiácono en Lieja y aún no ordenado sacerdote, que adoptó el nombre de Gregorio X. Fue coronado en Roma el 13 de marzo de 1272.
UNA REFORMA PARA AGILIZAR EL PROCESO
La experiencia vivida en Viterbo motivó a Gregorio X a reformar el proceso de elección papal mediante la Constitución Ubi Periculum, aprobada en 1274 en el Concilio de Lyon II. Por primera vez se introdujo el término cónclave, del latín cum clave, que significa «cerrado», y se impusieron medidas estrictas para evitar bloqueos prolongados.
Entre ellas, se estableció que, si en tres días no había elección, la comida se reduciría a un solo plato; y si tras otros cinco días no se alcanzaba un resultado, los cardenales solo recibirían pan, agua y vino. También se suspendía el pago de emolumentos mientras durara el cónclave.
EL MÁS CORTO: APENAS DIEZ HORAS
En el extremo opuesto, el cónclave más breve tuvo lugar en 1503, cuando Giuliano della Rovere fue elegido Papa Julio II. El proceso duró apenas diez horas, con fumata blanca el mismo día.
En 1939 también se registró una elección muy rápida: Eugenio Pacelli fue elegido como Pío XII el mismo día del inicio del cónclave, en la tercera votación.
CÓNCLAVES RECIENTES: RAPIDEZ Y CONSENSO
Los últimos cónclaves también han estado marcados por su rapidez. En 2013, el Papa Francisco fue elegido en la tarde del segundo día de votaciones. En 2005, Benedicto XVI fue elegido también al segundo día, tras cuatro escrutinios. En 1978, Juan Pablo II fue elegido al tercer día, en la octava votación.
QUÉ OCURRE SI NO HAY CONSENSO
Según las normas actuales, si después de tres días no se ha alcanzado un acuerdo, se realiza una pausa durante un máximo de un día para la oración, la conversación entre cardenales y una exhortación espiritual. Este patrón se repite cada siete votaciones. Si persiste el desacuerdo, se procede a una votación entre los dos candidatos más apoyados, en la que se requiere igualmente una mayoría de dos tercios. Estos candidatos, en esa última ronda, no pueden votar.
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El sistema de escrutinio es riguroso: las papeletas se leen en voz alta, se pinchan con una aguja y se hilan para su conservación. Tras el recuento, se queman en una estufa de hierro fundido, acompañadas de productos químicos que provocan humo blanco o negro, según si ha habido elección o no.
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