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Chappell Roan derrocha talento y orgullo ‘queer’ en su gran noche de cierre del Primavera

Lara Malvesí

Barcelona (EFE).- Parece mentira que Chappell Roan, la talentosa creadora de temazos pop con sintetizador como ‘Pink Pony Club’ o ‘Hot to go’, orgullosa lesbiana y travesti, haya surgido del ‘Midwest’ de los EEUU, ese grupo de Estados donde arrasa el conservador y anti ‘woke’ Donald Trump, archienemigo de todo lo ‘queer’.

La tercera ‘Supernena’ de este Primavera ha ofrecido un show lleno de emoción y energía durante casi una hora y veinte durante el que ha demostrado sus tablas, siempre acompañada de una banda integrada exclusivamente por compañeras músicas.

«Llevad algo rosa esta noche en el Primavera para que os identifique», publicó horas antes en su Instagram. Entre el público, multitud de elementos reconocibles de la estética de esta amante de la cultura drag (sí, se puede ser mujer cis y hacer drag), de sombras de ojos azules a falsas pestañas exageradamente grandes pasando por corsés, lentejuelas y pelucas de todos los colores.

Roan, que se tornó en sensación mundial el año pasado, casi una década después de dejar Misuri y poner rumbo a Los Ángeles para conseguir su sueño, se ha convertido en un fenómeno gracias a su voz de falsete y su imaginario ‘camp’ ochentero y dosmilero, siempre bajo la inspiración de dos de sus más cercanos referentes, Lady Gaga y la ‘drag qeen’ Trixie Mattel.

La intérprete y compositora ha desatado la locura con su apertura, esa declaración de intenciones que es ‘Ultra graphic modern girl like me’ para luego seguir dejando claro lo difícil que es convivir en el mundo de las relaciones entre la expectativa y la decepción con ‘Femininomenon’.

El término combina ‘feminine’ y ‘phenomenon’ y apela a la mujer independiente y no se conforma con menos de lo que merece.

La artista ha seguido su repaso al álbum ‘The rise and fall of a Midwest princess’ con ‘After midnight’, ‘Naked in Manhattan’ o ‘Casual’.

Más tarde, ha llegado la reciente ‘Subway’ y la más bailada, con coreografía propia: ‘Hot to go’.

Si Sabrina Carpenter estrenaba en el mismo escenario hace un día ‘Manchild’, sobre la inmadurez masculina, la cantante también se quedaba en paz con su tema criticando la falta de responsabilidad afectiva ‘My Kink is karma’, sobre parejas que esperan a que pagues la mitad del alquiler del mes que entra para dejarte.

Tras una versión de ‘Barracuda’ de Heart, ha llegado el turno de su último ‘hit’ de aire country ‘The Giver’, un guiño al universo lésbico en el que se dirige a las chicas para explicarles que, a diferencia sus ex, ella sí está ahí para resolver y «hacer el trabajo».

El tramo final ha seguido con el ‘Good Luck, Babe!’, quizá el tema que le abrió finalmente las puertas y con el que se coronó en el festival Coachella de 2024.

La noche más arcoiris que se recuerda en el festival, ha terminado con el coreado entre lo presentes éxito ‘Pink Pony Club’, ese con el que actuó en los premios Grammy que se rindieron a su talento y que ella utilizó para reivindicar, como buena Gen Z, la salud mental.

«Y escuché que hay un lugar especial donde los chicos y las chicas pueden ser reinas todos los días», dice la letra. Chappell Roan es una Dorothy moderna que huye del mundo gris y poco diverso hacia un Oz lleno de colores. EFE

lmi/fp

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