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La cara B del Sevilla – Madrid: gradas vacías, protestas y rebelión en Nervión

“Las puertas del estadio permanecerán abiertas hasta el descanso por motivos de seguridad”. Así sonaba, una y otra vez, la megafonía del Ramón Sánchez Pizjuán en la previa del choque ante el Madrid. El motivo, la protesta de la afición del Sevilla por la deficiente temporada de su equipo y la gestión del consejo de administración del club. Muchos aficionados sevillistas decidieron entrar al descanso del partido para mostrar su disgusto. El estadio sevillista mostró un aspecto desolador al inicio del encuentro, impropio de un duelo entre el Sevilla y el Madrid. “Ha sido un partido complicado de jugar por el ambiente y también por la superioridad numérica que tuvimos, pero logramos el objetivo de ganar sin demasiado esfuerzo”, afirmó Carlo Ancelotti. El técnico del Madrid se refirió también al futuro de Modric: “Todo el mundo lo quiere. El club y el jugador tomarán la mejor decisión para su futuro”.

Bastantes socios cedieron su asiento y se marcharon a la playa; otros secundaron la protesta y hubo un momento en que se veían más camisetas del Madrid en la grada que del Sevilla. Jamás el himno del club fue cantado por tan pocos sevillistas y el hueco en el gol norte, la ubicación de los Biris, fue inmenso. En el primer tiempo, la protesta de los ultras fuera del campo se escuchaba en el interior en un escenario surrealista. Al descanso, los Biris ocuparon su zona y con ellos muchos sevillistas. Bastantes portaban una camiseta amarilla como emblema de la protesta y globos del mismo color.

Las protestas fueron masivas en la segunda mitad del partido. En el minuto 67, el lanzamiento masivo de los globos amarillos y las cartulinas provocó que el colegiado Busquets Ferrer detuviera el choque unos instantes. El club andaluz se quedó con nueve jugadores y el sevillista siguió mostrando su hartazgo en un ambiente muy hostil para los dirigentes del Sevilla. La bronca se recrudeció también al final de este partido tan extraño.

El club andaluz vive una situación explosiva. La gestión del presidente José María del Nido Carrasco es repudiada por la afición y se viven situaciones de alto riesgo. El presidente y el director deportivo, Víctor Orta, han recibido amenazas personales y no pueden salir por la calle en Sevilla. La situación accionarial del club está bloqueada porque las cuatro familias sevillistas que se reparten la mayoría de las acciones tienen que vender de manera conjunta su paquete accionarial.

Además, José María del Nido Benavente, expresidente del club y máximo accionista, bloquea cualquier salida al pedir más que nadie por sus títulos. Aun así, se perfilan algunas soluciones para comprar las acciones y encontrar una vía de escape. Pero no es fácil y hay que poner de acuerdo a muchas personas. Mientras esto ocurre, el club malvive en lo deportivo y Del Nido hijo se enroca en el poder peleado con su padre a pesar de la repulsa unánime de la afición.

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