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Canaletas late con el Barcelona: los aficionados celebran la Liga

A cerca de 10 kilómetros de distancia del RCDE Stadium, la fuente de Canaletas en Las Ramblas del centro de Barcelona era una fiesta. Bengalas rojas y azules, petardos y fuegos artificiales, banderas de todo tipo, los habituales cánticos inundando el silencio de la calle. Algunos aficionados ya se agolparon el miércoles cuando el Real Madrid rozó el empate. En su móvil, sentados en los bancos, miraban el partido contra el Mallorca. “Mañana volvemos”, gritaron al sonar el pitido final. Y cumplieron. Los seguidores azulgranas, tanto los veteranos que sufrieron no conocer títulos, como los que gozaron los éxitos de Guardiola y Messi acudieron a la cita con camisetas llenas de nostalgia. Pero sobre todo estaban presentes y hacían ruido los más jóvenes, los que vivieron las crisis, las salidas de las estrellas y las derrotas en Europa. Son ellos los que se ven reflejados con quienes comparten generación: Lamine Yamal, Pedri, Cubarsí, Gavi, Fermín. En sus espaldas, principalmente, el ‘19’ y los dorsales de los más jóvenes. Pero en Canaletas, epicentro histórico culé, todas las generaciones se unieron al ritual de las victorias, cantando al presente, y también al futuro de un equipo que siente recuperado su orgullo.

Antes del final del partido, los aficionados ya se concentraban alrededor de la fuente, algunos tímidos y expectantes, otros no tanto. “Campeones, campeones”, gritaban algunos subidos a Canaletas en el descuento. No faltó el himno, y los cánticos contra el Real Madrid. Con el pitido final, no pararon de llegar culés, multiplicándose por cientos, convirtiéndose en una olla a presión que se alargaba Ramblas arriba hasta Plaza Catalunya. “Sí, sí, sí, la lliga ja está aquí”, sacaron a relucir en una pancarta. A 45 minutos del final del partido, la policía presente calculaba unos 5.000 aficionados, pero advertían que serían más: no dejaban de llegar.

Los más veteranos, los que apenas celebraron títulos en el pasado, nostálgicos del Dream Team de Cruyff, y que también vieron su fin, se quedaban al final del murmullo del gentío, sonrientes. Más presentes la generación del triplete, de la era Messi, los más exigentes que disfrutaron de la mejor etapa del club y que vieron cómo terminaba. Vestían camisetas nostálgicas, algunas vintage, además de las de Ronaldinho, de Iniesta, y sin duda, de Messi. Esta liga les devolvió lo que mucho creyeron perdidos.

“Venimos de años malos, malísimos, y hemos vivido siempre de ilusiones. Y verlos a ellos, a los más jóvenes, con la ilusión de venir aquí… La ilusión de este año ha sido una maravilla. Este equipo no se rinde”, aseguraba Albert, de 43 años. Junto a él, su hijo Ian, de 14, por primera vez en una celebración del Barça. “Papá, vamos, vamos”, le decía el joven a su padre en cuanto terminó el partido y su entreno de fútbol.

Precisamente fueron los jóvenes los que se adueñaron de las calles, los que más gritaron. Eran los chavales de la era post-Messi, los que de niños o adolescentes disfrutaron del ‘10’, y que les dejó huérfanos entre crisis y derrotas en Europa. “Me parece tan surrealista estar aquí”, decía un aficionado en referencia al sufrimiento de estos últimos años. “Me decían que no íbamos a ganar la Liga. Mis cojones que no”, gritaba eufórica una joven. “¡Mañana no tengo voz, mañana no hablo!”, se sumaba otro, ya sin camiseta. Se subían a los quioscos decenas de personas, a las farolas, otros tantos llegaban en moto haciendo ruido y con la bufanda al cuello. Los móviles inundaban el gentío, alguno incluso retransmitiendo la fiesta por TikTok e Instagram.

El equipo de Hansi Flick ha reconectado y tejido una conexión emocional con la afición. El año pasado, la media de espectadores en el Estadi Olímpic Lluís Companys era de 39.84 espectadores. Este año, en el segundo del exilio de Les Corts a Montjuïc ha subido a 45.752. Los culés ya celebraron la Copa del Rey en Canaletas hace unas semanas, e incluso el Clásico del pasado domingo. Y ahora LaLiga, la resurrección deportiva del equipo en una celebración de la juventud desde la memoria, desde la gloria y el sufrimiento del pasado, y desde la ilusión del presente y futuro. “Estoy hay que vivirlo”, comentaba un aficionado. Todos, al mismo latido azulgrana.

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