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Lamine: “Calma, que aquí estoy yo”

Juega diferente: piensa diferente. “Calma, que aquí estoy yo”, pidió Lamine Yamal después de marcar el gol del empate, símbolo de que el Barcelona volvía al clásico tras el 0-2, símbolo de que lleva el peso del equipo de Hansi Flick. Tiene 17 años.

En su festejo, Lamine Yamal tiene un curioso referente: Cristiano Ronaldo. El portugués había soltado la misma frase, también en un duelo ante el Barça, pero en el Camp Nou. Fue el día en que el Madrid de Mourinho se impuso al Barcelona de Messi en 2012 (1-2), en el último clásico de Pep Guardiola en el banquillo azulgrana.

Pero Lamine Yamal no solo emuló a CR7. Cuando terminó de pedir “calma” mientras se señalaba, el 19 azulgrana cerró su festejo con los brazos cruzados, celebración típica de Mbappé, inspirado en Montjuïc, ya líder de la tabla de goleadores (27). Un dolor de cabeza para Lewandowski (25), que no disputó ni un solo minuto en el clásico. “Corre serio riesgo de recaída”, advertían desde el servicio médico del Barcelona.

“Era un partido muy importante para sacar una distancia considerable. Después del partido de Champions, había que ganar. Y más si era contra el Madrid”, explicó Lamine Yamal. Estaba tranquilo el canterano azulgrana. Ya había pasado el mal trago de la Champions, cuando al Barcelona se le escapó el billete a la final de Múnich en la prórroga, después de que el Inter empatara en el minuto 93. “Al final, se lo dije a mi madre: la Champions es cada año. Lo seguiremos intentando, pero hoy era importante ganar para acercarnos al título de Liga”, subrayó el 19 azulgrana.

“Es una victoria increíble. Es impresionante lo que hemos conseguido. Después del partido en Milán vi a unos jugadores muy comprometidos y tenía claro que podíamos hacerlo”, comentó Hansi Flick. Y añadió: “No es fácil gestionar todo el equipo, pero tienen un espíritu fantástico. Les gusta jugar, entrenar, competir. Y creo que si en el entrenamiento tienes intensidad, en el partido es más fácil. Tener una buena sesión de entrenamiento hace que mejores en los partidos”.

La ambición del Barcelona a veces parece empezar en Lamine Yamal: no tolera la derrota. En la previa del clásico, según explica un empleado del club, Lamine se marchó enojado del entreno después de que su equipo perdiera todos los partidillos.

Juega diferente, piensa diferente. “Es su fútbol lo que lo hace diferente, pero también su cabeza”, describen desde el área deportiva. Se creyó el mejor antes de serlo. Sintió el peso del equipo antes de que se lo entregaran. Su mentalidad se ha impregnado en sus compañeros, convirtiendo al Barcelona en un equipo difícil de vencer, por supuesto, pero también difícil de vencer psicológicamente. Los muchachos de Hansi Flick ya suman 10 remontadas en la temporada, la última este domingo en Montjuïc frente al Madrid. “Sabíamos que no iba a ser fácil, pero el equipo tiene el poder para volver a los partidos”, dijo Flick, después de que el Barça pasara del 0-2 al 4-3.

“El equipo ha salido con una empanada histórica, pero hemos vuelto a demostrar que le podemos dar la vuelta”, comentó Pedri. Raphinha, por su parte, añadió: “Sabemos gestionar muy bien las emociones en el partido. Ya nos pasó esto en muchas ocasiones y remontamos. Lo más importante es que el equipo se mantiene en calma”. Y Fermín remató: “La mentalidad del equipo es ganadora. Da igual cómo se ponga el partido”.

El Barcelona se marcha del clásico con siete puntos de ventaja respecto a su perseguidor en la Liga, el Real Madrid. Si el cuadro de Ancelotti no logra vencer el miércoles al Mallorca en Chamartín, los azulgrana conquistarán el título antes de jugar frente al Espanyol en Cornellà, el jueves (21.30, Movistar). “Esto es para los fans y los jugadores. Es fantástico. El Madrid tiene un gran equipo. Hemos conseguido remontar un 0-2 y, después del partido de Milán, tras más de 120 minutos… No era fácil lidiar con esto y lo hemos hecho muy bien. Voy a tener que chequear mi corazón”, sostuvo Flick. Su Barça se impuso en los cuatro clásicos, con un global de 16 goles a favor y siete en contra. Raphinha, MVP del clásico, ya tiene en la mirilla al Espanyol: “Esto depende ya solo de nosotros. Tenemos que celebrar el partido de hoy. Los clásicos son muy importantes. Todavía hay que ganar un partido más”.

“¿Campeones ya?”, cuestionó Eric García. “En el fútbol he visto muchas cosas”. No quiere celebrar antes de tiempo el defensa catalán, ni regalar más elogios a Lamine Yamal. “¿Qué voy a decir de Lamine? Ha demostrado lo bueno que es. Me podría dar alguna más cuando le doblo, pero si la mete así, qué le voy a decir”, bromeó el exjugador del City y del Girona, uno de los jugadores más eficientes de la temporada: primero como pivote, luego como central, ahora como lateral derecho.

Resulta que Lamine no solo ve a Eric, sino a todo el equipo. Un inflador para la ambición del Barça. “Hay que corregir esos goles que regalamos al final”, cerró el 19. No se esconde frente a la prensa, ni en los entrenamientos, mucho menos en el campo: 16 goles y 24 asistencias en la temporada. Dos títulos (Copa y Supercopa), con el tercero (LaLiga) al caer.

Juega diferente, piensa diferente. “Lamine no es un niño. Está haciendo muy bien las cosas. Tiene la autoconfianza. Cree en lo que puede hacer y, además, es muy inteligente”, concluyó Flick. “Calma, que aquí estoy yo”, gritó. Y tiene 17 años.

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