«No conocía la historia que había detrás de la victoria de Massiel, todo lo que ocurrió con Serrat antes de que ella fuera elegida y lo que desencadenó en España», reconoce Patrick Criado (Madrid, 1995), protagonista de la serie La canción. Él nacería 27 años después del famoso triunfo en Eurovisión de la cantante madrileña, el primero de España y también el más recordado (hubo otro, justo al año siguiente, el de Salomé, pero en empate con tres países más).
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La, la, la
Aquello, en efecto, dejó una marca indeleble en la cultura popular española y los 55 años que llevamos sin ganar el certamen musical no hacen sino acentuar su categoría de mito. Pero no solo fue una noche de nervios y celebración; como recuerda la serie, las semanas previas fueron un terremoto musical y político, con el abandono del candidato elegido, Joan Manuel Serrat, ante la negativa de Televisión Española de permitirle cantar La, la la en catalán. «Me gustó mucho cómo estaba escrito el guion, porque es un tono muy ligero y divertido, pero a la vez tiene profundidad», asegura el actor. Da vida a Esteban, un personaje ficticio que introduce la serie como hilo conductor. Se trata de un cargo intermedio de TVE al que asignan la empresa de logar la victoria y, aunque él lo ve inicialmente como un vehículo para medrar, «descubre muchas cosas a las que no estaba prestando atención y también a sí mismo».
LA CANCIÓN. Carolina Yuste, ganadora de dos premios Goya (‘Carmen y Lola’, ‘La infiltrada’), es la encargada de dar vida a Massiel, sobre cuya victoria ha planeado cierta duda de legitimidad. En la serie, la razón por la que Esteban debe conseguir el triunfo eurovisivo es que Franco consideraba que daría buena imagen de España fuera. Es una tesis, nunca probada, que se ha comentado a lo largo de los años. Incluso, en 2023, Bill Martin, coautor del tema Congratulations de Cliff Richards –que quedó en segunda posición por un solo punto de diferencia–, volvió a deslizar la posibilidad de tongo. Apuntaba con suspicacia que veía raro que Alemania diese 7 puntos a España y ninguno a Reino Unido. Pese a quien le pese, la Tanqueta de Leganitos brilló como nadie en el Royal Albert Hall londinense.
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Abrirse al mundo
«Es el año 68, un momento en el que España estaba empezando a abrirse al turismo y empezaba a poner en cuestión el concepto patriarcal de vida, de familia, de la mujer en casa, y también la dictadura de Franco», comenta Criado sobre el contexto de la serie. «Había revueltas estudiantiles y una sensación de querer ser libres y de que España se estaba quedando a la cola. Era un momento como de ebullición, tanto musical como social, y el régimen no lo podía controlar». Para entrar en sintonía con la época, Patrick Criado ha indagado entre documentales y pódcast, pero también ha escuchado música de Marisol, Serrat, Los Brincos o de la propia Massiel.

Reconoce, además, que el certamen se sigue en su casa con pasión. «Mi padre es muy fan de Eurovisión, le gusta escuchar las canciones antes y me ha transmitido ese nerviosismo cuando empieza el certamen. Yo dependiendo del año he podido estar más o menos involucrado emocionalmente, porque a veces me ha pillado trabajando fuera, pero siempre lo he seguido». Entre sus favoritos, destaca a dos ganadores, el portugués Salvador Sobral y los ucranianos Kalush Orchestra, pero también a la española Chanel, que quedó tercera: «Me gustó mucho la fuerza que tenía sobre el escenario y la veía como una completa ganadora. Y, por supuesto, a Massiel».

Un buen momento
De aquel Eurovisión de 1968, saltamos al más reciente. Nebulossa cantaba eso de Estoy en un buen momento, un verso que bien podría hacer suyo Patrick Criado, a punto de cumplir los 30 años. «Me veo más tranquilo y creo que con más visión de lo que quiero hacer». Le gustaría, nos confiesa, trabajar con Almodóvar o León de Aranoa y compartir escena con Bardem. «Me apetece sobre todo trabajar con directores con visión y autonomía a la hora de realizar sus proyectos; gente que quiere contar historias y dejar huella en la sociedad. Se hacen muchas ficciones y muchas películas, pero hay pocas que consigan llegar al espectador o contar algo con sensibilidad. Como actor me gusta estar en proyectos de calidad». Dice que no se ve tan diferente de aquel niño que salía en ‘Águila Roja’, pero ha perdido la ansiedad por demostrar que vale para este oficio: «En ese sentido tengo más paz», asegura.
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Ordenar las prioridades
«Los 30 años son un momento muy dulce porque has pasado el terremoto de los 20, en el que uno quiere constantemente formar parte de algo y agradar», reflexiona el intérprete sobre su momento vital. «Me veo con más personalidad. Poco a poco voy dándole prioridad a las cosas que más necesito en mi vida: a mi familia y amigos, a la gente que me hace sentir bien, que me impulsa, que me apoya. También a mi bienestar emocional, a mi tranquilidad, a mi salud, al deporte, a estar sano, a la empatía y a la lectura», afirma convencido. «Uno entiende que no se puede gustar a todo el mundo y que los proyectos no son todos iguales y cada uno te exige un reto diferente. Encuentra su rinconcito y lo protege un poquito más», concluye.

Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y ‘Chicago’ me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, «me tenían que dar una subvención por la alegría».
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