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Friedrich Merz culmina su ascenso político tras reconstruir la CDU…

MADRID 6 May. (EUROPA PRESS) –

Friedrich Merz asume la Cancillería de Alemania a los 69 años tras varias décadas en los que ha ido alternando intentos fallidos por dar el salto definitivo a la primera línea con etapas en la empresa privada. Bajo su batuta política, de marcado carácter conservador, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha logrado ver la luz tras el túnel que supuso la retirada de Angela Merkel.

Merz, abogado y experto en política económica, creció en la región de Sauerland, situada en el oeste del país. Su estreno político llegó como eurodiputado en 1989 y, a las puertas del cambio de siglo, disputó a una emergente Merkel el liderazgo del partido, sin éxito.

Merz vio las cuatro legislaturas de Merkel desde la barrera, como asesor legal y ejecutivo del gigante de inversiones BlackRock, pero en 2018 aprovechó la agitación interna para intentar resurgir y tomar las riendas de la CDU, pero perdió en dos ocasiones las primarias, primero ante Annegret Kramp-Karrenbauer y después frente a Armin Laschet.

Lo logró a la tercera y en enero de 2022 los democristianos le proclamaron líder con el reto de preparar al partido para las siguientes elecciones generales. El debilitamiento de la coalición tripartita del socialdemócrata Olaf Scholz, reducida a dos partidos en su etapa final, llevó a que en febrero de 2025 los alemanes acudiesen a las urnas ya con la CDU como gran aspirante al Gobierno.

PROBLEMAS A IZQUIERDA Y A DERECHA

El camino final hacia la cima, sin embargo, no ha estado exento de contratiempos, como quedó de manifiesto en campaña cuando Merz sacó adelante iniciativas parlamentarias gracias al apoyo de Alternativa para Alemania (AfD), un partido ultraderechista que tradicionalmente había quedado relegado de cualquier aritmética de votos.

El ‘cordón sanitario’ sí se mantuvo de manera clara tras las elecciones, cuando la CDU y su socio bávaro (CSU) descartaron cualquier posible diálogo con AfD y miraron al Partido Socialdemócrata (SPD) para empezar a tejer la única coalición que evitaba la convocatoria de nuevos comicios. La foto de la ‘gran coalición’ vuelve a Alemania, aunque en esta ocasión el SPD no es ya la segunda fuerza del país.

Esta coalición arranca aparentemente sólida, después de una campaña en la que la CDU y el SPD no escatimaron críticas mutuas. El canciller saliente, Olaf Scholz ya dejó claro tras la votación que daría un paso atrás y ha sido uno de los líderes socialdemócratas, Lars Klingbeil, quien ha liderado las negociaciones –será vicecanciller y ministro de Finanzas–.

Los partidos del nuevo Ejecutivo, junto con Los Verdes, lograron además aprobar en marzo una inédita reforma constitucional para aumentar el gasto en defensa y un un paquete de 500.000 millones de euros para infraestructuras y medidas de protección del clima.

En el ámbito internacional, el nuevo Gobierno tendrá que lidiar con una guerra en Ucrania sin visos de solución a corto plazo y un contexto económico que está expectante de las decisiones que puedan adoptarse en la Casa Blanca, desde donde Donald Trump ha lanzado una guerra arancelaria sin precedentes.

«Estoy muy seguro de que conseguiremos gobernar nuestro país con fuerza, planificación y confianza», proclamó Merz el lunes en la ceremonia de firma del acuerdo con los socialdemócratas. Un total de 144 páginas con las que estos partidos buscan «cambiar las cosas en Alemania para mejor».

Juntos, las tres formaciones suman 328 escaños en la Cámara Baja del Parlamento alemán, el Bundestag, que tiene un total de 630 diputados en esta nueva legislatura.

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