Una de cada tres lesbianas ha sufrido acoso y una de cada 10 una agresión física o sexual. Son las conclusiones de la investigación Estado LGTBI+ 2024, elaborada por la Federación Estatal LGTBI+ (Felgtbi+) con datos de la agencia 40dB. “La situación es devastadora. Para el movimiento LGTBI+, especialmente para las mujeres que son lesbianas”, resume la abogada Eva Pérez Nanclares.
Contesta a EL PAÍS desde Roma, donde se está celebrando la cuarta conferencia internacional del EuroCentralAsian Lesbian* Comunity (EL*C), que reúne a 700 lesbianas activistas de 55 países. Ella es una de las organizadoras: “Escogimos la capital de Italia en solidaridad con nuestras compañeras, cuyos derechos están siendo cuestionados por el Gobierno de Giorgia Meloni, que, por ejemplo, está apelando a los tribunales para eliminar el registro civil de los hijos de parejas homosexuales, en concreto de las lesbianas”, explica.
Menciona Georgia y sus leyes contra las personas LGTBI+, usando como excusa “los valores familiares y la protección de los menores”; Hungría y su “lgtbifobia de Estado”; Reino Unido y “la terrible sentencia que excluye a las mujeres trans”. Un panorama global sombrío. “Nosotras aquí [en la conferencia lésbica] nos juntamos y cogemos impulso”, matiza: “El movimiento, la red, es internacional, en todas las profesiones y sectores. Estamos trabajando mucho”. Este sábado, 26 de abril, día internacional de la visibilidad lésbica, han convocado la primera “manifestación de bolleras” (Dyke march) de la historia de Italia. Coincide con el funeral de Francisco I. Ellas han conseguido que se mantenga la marcha.
Al margen del acoso y la violencia física y sexual, las mujeres lesbianas enfrentan “discriminación laboral, hipersexualización y estigmatización en ámbitos como la cultura, la política, la sanidad, el deporte o la educación”, señala desde el Grupo de políticas lésbicas de la Felgtbi+ su coordinadora, Inés B. García. “Aunque en España existen marcos legales, la igualdad real sigue sin llegar”, agrega. Desde la Federación reclaman políticas públicas sólidas, pero también “referentes visibles, representaciones dignas y diversas en todos los espacios”.
Nerea Pérez de las Heras es uno de ellos. Esta periodista no cree que haya pocos referentes lésbicos: “Hay muchísimos en todos los campos, otra cosa es que a los medios les apetezca visibilizarlos porque no quieren perfiles demasiado críticos ni demasiado incómodos”. La copresentadora de los podcasts Saldremos mejores (Podimum Podcast) y Lo normal (Ser Podcasts) ―y en breve empieza Está el horno para bollos (en Gen Playz)―, critica que el sistema busca “una lesbiana aspiracional, pop, sin mucha pluma, blanca, y, a ser posible, con muchos seguidores en redes”.
“A veces me reclaman para espacios muy visibles y contesto: llama a las que llevan 20 años militando, a las académicas que tienen cosas interesantes que decir: Esther (Mayoko) Ortega, Basha Changue, las butch [que rompen con las expectativas de género heteronormativas] que organizan movilizaciones por Palestina. Yo no soy activista, hay que dejar de abaratar esa palabra”, continúa.
Llamamiento a la movilización
“Estamos en un momento de llamamiento al colectivo en el que tenemos que unirnos y reivindicarnos. Y hay que hacerlo todes, todas, todos juntas”, defiende la abogada Pérez Nanclares. Apunta que “dentro del movimiento, las mujeres también estamos hasta el moño del arrinconamiento por parte de algunos hombres gais” para a continuación advertir sobre cierto apalancamiento social: “Cuando se vive en una situación privilegiada [como la de España], se produce un efecto burbuja. Están en juego muchas cosas”.
Para la periodista y activista Marta G. Franco, hay movimientos minoritarios extremistas que abogan por “una vuelta a los patrones normativos, que buscan atar de nuevo a las mujeres a estrictas reglas”. Describe que las lesbianas aportan “un referente de mujer independiente, libre y luchadora que es muy interesante para la sociedad”, de ahí que se las castigue más: “Cuestionamos la normatividad heterosexual”.
Aunque piensa que en España la situación general para las lesbianas es “mucho mejor que hace unos años”, la también autora del ensayo Las redes son nuestras. Una historia popular de internet y un mapa para volver a habitarla (Consonni) remarca el auge de un furibundo odio digital. “Una minoría de extrema derecha muy organizada busca generar ese ambiente de ira replicando mensajes”, resume.
Elizabeth Duval, filósofa, escritora, activista y exportavoz de feminismo de Sumar y responsable de comunicación, ha recibido mucha violencia en redes sociales. También su pareja, “con palabras que nunca se hubieran atrevido a usar si mi pareja hubiese sido un hombre”.
“Es por la mezcla de ser joven, mujer, lesbiana, trans…”, recalca Duval. Lo que se denomina interseccionalidad. La vulnerabilidad y discriminación de las mujeres lesbianas aumenta en el caso de que con esa realidad interseccionen otras como ser racializadas, migrante, vivir con discapacidad, residir en un entorno rural, ser mayores o jóvenes. Así, un 35% de las lesbianas de la Generación Z ha sufrido bullying durante alguna etapa estudiantil, según el estudio de la Felgtbi+.
Duval resalta que, “a nivel global, uno de los principales diques de contención de la extrema derecha ha sido el voto de las mujeres”. Aunque reclama más lesbianas en puestos de poder, no cree que escaseen en política: “Falta visibilidad”, incide, “sigue habiendo un pensamiento de que reivindicarlo de forma abierta va a penalizar a la figura pública”, expresa.
Poco más de la mitad de las mujeres lesbianas y bisexuales (55,8%) son visibles en su entorno laboral, recoge el estudio Las mujeres lesbianas y bisexuales en España, publicado este viernes el Ministerio de Igualdad, a través del Instituto de las Mujeres. Él informe constata que el 81,9% de las encuestadas ha sufrido algún tiempo de violencia por su orientación sexual.
“Nuestros derechos no se debaten, se garantizan. Actualmente, nos vemos obligadas a seguir defendiéndolos ante la amenaza de los movimientos ultras que cada vez toman más fuerza a nivel internacional”, expresa la coordinadora de políticas lésbicas de la Felgtbi+: “No aceptamos retrocesos”.
El teléfono 028 atiende a las víctimas de lgtbifobia las 24 horas del día, todos los días del año. También conocido como teléfono Arcoíris, es un servicio de información y atención a víctimas de delitos de odio y de discriminación anónimo, gratuito, confidencial y accesible. Además, se puede contactar por correo electrónico (028-online@igualdad.gob.es) o conectar a través de un chat online.
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