Fue un patrón repetido demasiadas veces lo que le llamó la atención. Mientras trabajaba como especialista en el cuidado de personas mayores, a Natalia Cerón le sorprendió que la mayoría de los ancianos a los que asistía vivían solos. Se dio cuenta de que muchos podían pasar semanas enteras sin más compañía que la suya durante unas horas; sin nadie con quien charlar, cocinar o comentar las noticias en la televisión. Ella, además, se sentía en deuda tras cada turno de trabajo. “Cada vez que me iba tenía la sensación de que se quedaban pensando en que ya no había nadie más con ellos. Empaticé muchísimo porque yo también sentía que no estaba en mi sitio”, recuerda esta colombiana de 36 años que, por entonces, solo tenía 20 y llevaba apenas unos meses viviendo en Málaga.
Un día, una de las mujeres que tenía a su cargo le propuso vivir en su casa; y aceptó de buen grado. “Nos llevábamos muy bien pese a la diferencia de edad y hubo muy buena afinidad”, reconoce Cerón. Indagó en las condiciones en las que vivían otras personas mayores y detectó que muchos tenían habitaciones y suficiente espacio disponible para convivir con más gente. Esa fue la semilla que originó Hagamos Hogar, la startup que Cerón fundó en 2023 con el objetivo de encontrar los compañeros de piso ideales para esas personas mayores, un segmento de población en el que más de dos millones de españoles con más de 65 años vive en soledad, de los cuáles la mayor parte (72%) son mujeres, según el Instituto Nacional de Estadística.
El premio a la perseverancia
Licenciada en Administración y Finanzas en su Colombia natal, Natalia Cerón llegó a España en 2010 con la intención de continuar sus estudios. Se formó en el cuidado de personas mayores y, mientras compaginaba su trabajo, logró sacarse el grado de Marketing e Investigación de Mercados en la Universidad de Málaga. Con la idea de Hagamos Hogar transformada en su trabajo final de carrera, la propuesta sedujo a otras personas que entendían y creían en el impacto social que podía generar. Primero conoció a Ismael Moreno, actual director tecnológico de la startup, y luego a Ricardo Pagán, catedrático de Economía Aplicada en la propia Universidad de Málaga. Con ellos, en 2023 Cerón hizo realidad aquel trabajo y fundó Hagamos Hogar. “Si tengo un objetivo, ya puedo tardar muchos años, pero lo consigo. A cabezona no me gana nadie”, afirma la empresaria, cuya empresa ahora se ubica en el Centro de Emprendimiento Fundación Unicaja-Málaga TechPark.

Fundación: 2023
Sector: Economía social
Ámbito de impacto: Personas mayores
El equipo fundador de Hagamos Hogar en el Centro de Emprendimiento Fundación Unicaja-Málaga Tech Park en Málaga. ÁLVARO CABRERA
Hagamos Hogar conecta, a través de su página web, a los posibles compañeros de piso siguiendo criterios de afinidad. “Buscamos que compartan gustos, valores, porque al final es lo que hace que las convivencias sean realmente sanas”, explica la emprendedora. Para optimizar el match, Cerón y su equipo crearon un sistema de compatibilidad que analiza, a través de un cuestionario que deben rellenar todos los usuarios, decenas de datos de hábitos y rutinas de cada uno de los interesados. Variables como si una persona fuma o no, si trae consigo una mascota o qué tipo de comida suele cocinar. El objetivo es puntuar con una nota que indica las posibilidades de que funcione la conexión entre los interesados.
Lo que une a las personas

El apoyo
Javier de Pro
Director general de Fundalogy
“Hagamos Hogar es un proyecto innovador, totalmente diferente y centrado en un colectivo social vulnerable, algo importantísimo para nosotros”

La emprendedora
Natalia Cerón
Fundadora de Hagamos Hogar
“Nuestra ventaja es que sabemos qué perfiles tienen el porcentaje más alto de compatibilidad para que las convivencias sean duraderas”

La usuaria
Mercedes Saura
propietaria de piso
“Elegí Hagamos Hogar porque cuidan de mí, de mi hogar y de las personas, con escucha, conexión y corazón”
Después, Hagamos Hogar entrevista a cada uno de los candidatos para perfilar ciertas normas básicas para la convivencia. “Ahí hablamos de cosas tan sencillas como el horario de tirar la basura. Les lanzamos muchas preguntas de ese tipo y analizamos si esa convivencia entre ambos candidatos puede ser o no duradera”, explica Cerón. Con ello, añade la emprendedora, no pueden evitar “al 100%” que surjan conflictos en el día a día, pero se aseguran de reducir esos posibles problemas. Además, esa labor de mediación en la que interviene la empresa facilita la tarea a sus clientes. “Tuvimos a una persona de 80 años, que no sabía manejar muy bien nuestra web, a la que le habían llegado 50 solicitudes y no tenía ni idea de qué hacer. Nuestra ventaja es que, de esos 50 perfiles, sabíamos cuáles tenían el porcentaje más alto de compatibilidad”, explica. Es precisamente ese carácter social el que llamó la atención de una entidad como Fundalogy, la sociedad inversora de Fundación Unicaja. “Desde nuestro punto vista es importantísimo ayudar a un colectivo como los mayores. Es una solución para esas personas que viven solas y pueden tener problemas o estar en una situación de vulnerabilidad”, afirma Javier de Pro, director general de Fundalogy.
Uno de los puntos en los que pueden surgir más discrepancias es a la hora de establecer el precio del alquiler que pagará el arrendatario. Lo importante, señala Cerón, es actuar con “transparencia y claridad”. Para estipularlo, Hagamos Hogar toma como referencia el precio medio de la zona en la que se ubica el inmueble a partir de los precios de mercado que aparecen en los principales portales de internet. A su vez, se evalúa las condiciones de ese inmueble (desde el estado de la cocina o el baño hasta su luminosidad), de la finca en la que se ubica (a través de la contratación de un arquitecto externo) y de los servicios de la zona. De todo esto se realiza una ponderación, se extrae un precio y se intenta convencer al propietario de que lo rebaje, ya que el objetivo es acabar con esa soledad, priorizándola sobre el factor económico. “Buscamos precios más asequibles porque este proyecto tiene mucho que ver con un cambio cultural. Ir formando poco a poco a los propietarios de que no solamente se trata de ganar dinero, ganas otras cosas. Y ellos lo comprenden”, reflexiona Cerón. En alguna ocasión, la rebaja ha llegado a ser del 60% sobre precio de mercado.
Mercedes y Desiderio han logrado conectar en apenas dos meses de convivencia. Aunque «no son muy cocinillas», afirma ella, siempre que puede le da consejos de cocina a su compañero; él, a su vez, la ayuda cuando surge algún problema informático. GARCÍA-SANTOS
Hagamos Hogar echó a andar en Málaga, pero ya ofrece cobertura en todo el territorio nacional. La cartera de clientes actual está formada por 80 personas, pero en sus apenas dos años de existencia han logrado conectar a más de un centenar y, aunque el foco sigue puesto en los más mayores, el negocio se amplió hace unos meses a todas las edades.
Mercedes Saura (Madrid, 62 años), afincada en Málaga desde hace 26 años, se animó a probar la experiencia tras conocer esta startup en las redes sociales. Desde mediados del pasado febrero vive con Desiderio, un azafato natural de Jerez de la Frontera (Cádiz) de 24 años. “Me gustó mucho que ya hubiera vivido solo y que sea un chico tranquilo. Tengo hijos de su misma edad, pero no me meto en su vida”, bromea Saura, que está plenamente satisfecha con su compañero. Cada vez que el trabajo se lo permite, Desi, como le llama cariñosamente, comparte con ella charlas y comidas. Han llegado a desarrollar tal confianza que durante las pasadas vacaciones de Semana Santa, Saura pasó unos días fuera de Málaga y dejó solo en su propia casa a su compañero “con total tranquilidad”. Y, aunque reconoce que mantienen su independencia, han desarrollado en poco tiempo una relación cercana. “Algunas tardes voy a un club de oratoria y si me retraso le aviso de que voy a llegar tarde; él hace lo mismo cuando sale. La clave es que no hacemos nada que no le gustaría al otro”, revela Saura sobre el secreto de su convivencia.
Un problema de 14.000 millones de euros
Para Ricardo Pagán, socio fundador de Hagamos Hogar, el principal valor que aporta la startup es que busca un “remedio contra un problema social acuciante: la soledad no buscada”. En palabras del catedrático en Economía Aplicada en la Universidad de Málaga y experto en el impacto económico del envejecimiento, hay muchos estudios que advierten ya no solo de problemas de salud asociados como dolencias cardíacas o enfermedades mentales, sino también de los costes que implica para la Sanidad los gastos en tratamientos farmacológicos y la saturación de los propios centros de salud. Problemas que, según Pagán, pueden solucionarse “desde la prevención”, como hicieron en Reino Unido en 2017 con el establecimiento del Ministerio de la Soledad, una medida pionera que han seguido otros países como Australia o Japón en los últimos años. Especialmente, después de que las cifras hayan aumentado tras la pandemia. En España, el mayor estudio publicado en 2021 por el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada cifró su impacto económico en 14.141 millones de euros, un 1,7% del producto interior bruto español.
Ante estas magnitudes, Pagán pone en valor que en Hagamos Hogar busquen también el retorno social de la inversión, esto es, “qué impacto estamos teniendo en la calidad de vida de las personas mayores”, describe. Algo que, señala, buscan cada vez más financiadores como Fundalogy. Pagán, que también es asesor externo de la London School of Economics y de proyectos de emprendimiento para la Unión Europea –actualmente se encuentra evaluando 15 iniciativas– lo constata. “Europa no da ninguna subvención a proyectos nacionales, comunitarios, personales o locales que no incluyan una medición realista y que se pueda ver del impacto social que genera tu empresa; ni un duro. Por eso hay inversores mejores y peores, y ya no funciona el buscar solo la rentabilidad económica”.
Un proyecto para las personas
A Javier de Pro, director general de Fundalogy, la sociedad inversora de Fundación Unicaja, lo que más le llamó la atención de la idea de Hagamos Hogar es su “voluntad para buscar solucionar un problema real de las personas, a través de un proyecto que puede ser rentable desde el punto de vista económico”. A su juicio, se trata de un proyecto “diferente, centrado en un colectivo social vulnerable, algo de gran importancia para nosotros”. Sobre el equipo humano tras la startup, De Pro afirma que “han logrado combinar ese lado humano con la tecnología, aportando además seguridad y confianza en una cuestión tan sensible como es una convivencia y la búsqueda de piso”.
Los fundadores de Hagamos Hogar en el Centro de Emprendimiento Fundación Unicaja-Málaga Tech Park. ÁLVARO CABRERA
La empresa de Cerón y sus socios está instalada en el Centro de Emprendimiento Fundación Unicaja-Málaga TechPark, lo que para ella pone en valor la simbiosis a la que han llegado con la entidad. “Siempre tienen un consejo, porque al final en los emprendimientos hay muchos altibajos, pero ellos siempre han estado apoyando y ayudándonos a conectar con más ecosistemas de emprendimiento. Porque al final la creación de una red, al igual que para las personas que viven solas, es muy importante”.
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