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EE UU presiona a Ucrania para que ceda Crimea y las otras regiones ocupadas a Rusia

Los planes de Estados Unidos en forma de “oferta final” para acabar con la guerra en Ucrania pasan por que Kiev dé por perdida la península de Crimea, ocupada ilegalmente desde 2014, y el resto de territorios en otras cuatro provincias del este y el sur sobre las que el Kremlin ha ido ganando control desde la gran invasión desatada en febrero de 2022. Todo, a cambio de que Moscú congele los combates en la línea del frente. Asimismo, en un clima de creciente presión contra Kiev, Washington pretende que Ucrania acepte no formar parte de la OTAN —aunque sí de la Unión Europea— y que se levanten las sanciones impuestas a Rusia. Sería inconstitucional renunciar a Crimea, ha afirmado presidente ucranio, Volodímir Zelenski.

El presidente Donald Trump —que, al igual que en la guerra de Oriente Próximo. exige también su parte del pastel—, prevé además que la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, quede bajo su control junto a la explotación del subsuelo ucranio como contrapartida por el apoyo ofrecido durante la contienda.

Varios medios estadounidenses, como Axios y el diario Washington Post, habían avanzado esta propuesta de EE UU, resumida en un documento de una página que Estados Unidos presentó como la “oferta final” de Trump y que fuentes oficiales ucranias consideran sesgada hacia posiciones rusas, según Axios. El reconocimiento de la presencia rusa en Crimea sería de iure y en el resto de regiones, de facto. El plan del presidente de EE UU —resumido en siete puntos— ofrece a Ucrania “una sólida garantía de seguridad”, frente a los logros rusos, añade Axios, aunque obvia los detalles para lograrla: la desocupación por parte del Kremlin de las zonas de la región de Járkov (noreste) que controla; la libre circulación a través del río Dniéper, principal arteria fluvial del país; así como una compensación y ayuda para la reconstrucción.

La Administración estadounidense había hecho circular ese documento de siete puntos antes de este miércoles, cuando estaba prevista una nueva ronda negociadora sobre un posible alto el fuego en Londres y que el Gobierno del Reino Unido ha decidido finalmente rebajar a un “nivel de técnicos”, después de que tanto el secretario de Estado Estadounidense, Marco Rubio, como el enviado especial del presidente Trump anunciaran la cancelación de su presencia en la capital británica. La idea de que el encuentro de Londres no lograra avances sustanciosos ha pesado en la decisión de Rubio de cancelar su viaje.

Un grupo de altos cargos alemanes, franceses, estadounidenses, ucranios y británicos sí seguirán avanzando en cuestiones técnicas, pero será en una reunión sin acceso a los medios de comunicación. Los contactos en la capital británica son la continuación de los celebrados la semana pasada en París, donde los representantes ucranios escucharon las líneas generales de la propuesta de Washington, que ya amenazó en la capital francesa con apartarse del proceso negociador si no hay avances pronto.

La realidad es que el tiempo juega en contra de Ucrania tanto en el campo de batalla como en la esfera diplomática mientras Rusia afianza sus posiciones en torno al 20% de los aproximadamente 600.000 kilómetros cuadrados de territorio ucranio, que, además de la península de Crimea, abarcan gran parte de las regiones de Lugansk y Donetsk en el este y Zaporiyia y Jersón en el sur. Zelenski señaló este martes que la Constitución del país impide otorgar reconocimiento alguno a Moscú sobre Crimea. Da a entender, además, que lo que plantea EE UU sirve para que el presidente ruso, Vladímir Putin, continúe con la guerra y con sus ansias expansionistas.

En cuanto a las instalaciones de la central nuclear de Zaporiyia, ocupadas por militares rusos desde los primeros días de la gran invasión en 2022, Washington prevé que sigan siendo consideradas como territorio ucranio, aunque pasen a estar bajo su control y pueda suministrar electricidad tanto a Rusia como a Ucrania. No lejos de esa zona de la central de Zaporiyia, aunque en la orilla opuesta del Dniéper, ha tenido lugar este miércoles un bombardeo ruso sobre un autobús que ha causado, al menos, nueve muertos —siete mujeres y dos hombres— y casi medio centenar de heridos, según las autoridades locales. El ataque ha sido llevado a cabo por medio de un dron en la localidad de Marhaset (región de Denipropetrovsk).

Esa oferta final de Trump desvelada por Axios no olvida tampoco su interés por el subsuelo ucranio. EE UU y Ucrania firmaron la semana pasada un preacuerdo para la explotación de los minerales, tierras raras y otros recursos, entre los que estaría el gas y el petróleo. Esa ha sido una de las contrapartidas que ha buscado la Administración de Trump a lo largo de las negociaciones con Zelenski para compensar su ayuda frente a la ofensiva rusa. A falta de conocer los detalles del pacto final –Trump espera que se alcance este jueves–, la idea de partida era la creación de un fondo común en el que Ucrania aportaría el 50% de los ingresos por la explotación futura de todos los recursos naturales de titularidad estatal. Washington calcula que Kiev se ha beneficiado de ayudas durante la invasión rusa por un valor de en torno a 300.000 millones de dólares (unos 263.000 millones de euros).

Perfil bajo

Tras la cancelación de la asistencia de los dos principales pilares del Gobierno de EE UU encargados del asunto de la guerra, Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff —que tiene pensado viajar a Rusia esta misma semana—, la delegación de Estados Unidos en Londres es de perfil bajo. Rubio mantuvo una conversación telefónica este martes con su homólogo británico, David Lammy, en la que le anunció su renuncia a viajar a Londres, aunque suavizó la decisión al expresar su deseo de que se produjeran “reuniones [de nivel] técnico sustantivas y buenas”. Poco después anunciaba en la red social X que viajaría a la capital británica en los próximos meses.

Además de los representantes de Gran Bretaña, los enviados de Francia o Alemania que sí asisten a la cita, previsiblemente tratarán de defender el derecho de Ucrania frente a la agresión rusa y, al mismo tiempo, hacer de contrapeso frente a los planes de Estados Unidos. Por parte de Kiev, han llegado a Londres el jefe de la oficina presidencial, Andri Yermak; el ministro de Defensa, Rustem Umierov, y el de Exteriores, Andri Sybiha.

“Pese a todo, trabajaremos por la paz”, ha señalado Yermak al llegar a Londres a través de la red social Telegram. “El camino hacia la paz no es fácil, pero Ucrania ha estado y sigue comprometida con los esfuerzos pacíficos”, agrega al tiempo que señala que van a debatir en torno a la forma de alcanzar un alto el fuego “total e incondicional” como primer paso hacia el fin definitivo del conflicto.

El pasado 11 de marzo, durante una reunión en Yeda (Arabia Saudí) con representantes ucranios y rusos, el equipo estadounidense propuso un cese de hostilidades por un periodo de 30 días. Kiev aceptó la oferta, pero no así Putin, que condicionó su apoyo a que se suspendiera tanto la asistencia internacional al ejército ucranio como la movilización de nuevos efectivos y su entrenamiento.

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