En el mundo de ‘The Last of Us’, la muerte no es un giro de guion: es una constante. Una amenaza silenciosa que acecha tras cada esquina, cada paso, cada decisión. Vivir en este paisaje postapocalíptico no es una cuestión de supervivencia física, sino emocional. Porque lo verdaderamente devastador no es morir, sino perder a quien amas. Y es en ese terreno incierto, entre el amor feroz y la herida del duelo, donde la serie construye sus cimientos más profundos. No se trata solo de zombies ni de violencia: se trata de lo que queda de nosotros cuando ya no queda nada.
¡SPOILERS del episodio 2×02 de ‘The Last of Us’ a partir de esta línea!
Hay silencios que pesan más que cualquier grito. El segundo episodio de la nueva temporada de ‘The Last of Us’ ha roto uno de esos silencios, dejando a los espectadores clavados en sus sofás, con el corazón en la garganta y una sola pregunta flotando en el aire: ¿de verdad ha pasado? Porque sí, ha pasado. Joel ha muerto. Y no de forma heroica ni entre fuegos cruzados, sino como mueren tantos en este mundo devastado: por sorpresa, con brutalidad, sin justicia. Un disparo, un golpe, una mirada que no llega a cerrarse. Y la certidumbre, devastadora, de que no hay vuelta atrás.
La escena, fiel a su versión original del videojuego, es todo menos gratuita. Joel cae en manos de Abby —una nueva figura en este ajedrez emocional a la que interpreta Kaitlyn Dever, la actriz que ha revolucionado ‘The Last of Us’: «En la serie no hay villanos. Solo personas rotas intentando sobrevivir»— y el mundo se tambalea no solo para Ellie, sino para toda la audiencia que había depositado en él su refugio. La violencia no es estilizada ni heroica, sino fría y desconcertante, como lo es siempre la verdadera pérdida. ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene arrancar al protagonista del relato tan temprano, sin previo aviso, sin redención posible? Hace unos días, en conversación con Fotogramas, los creadores de la serie de HBO en Max, Neil Druckmann y Craig Mazin, respondieron con la misma franqueza con la que escriben sus guiones.
¿Por qué matar a Joel tan pronto, con tanta crudeza? ¿Por qué acabar con la vida del protagonista de una historia al principio de una temporada es una buena idea para el desarrollo y avance de la misma?
Neil Druckmann: Diré que, si has visto la primera temporada de ‘The Last of Us’, sabes que nadie está realmente a salvo. Los personajes mueren a menudo. Lo que sí creemos, y lo que siempre diré sobre ‘The Last of Us’, es que obliga al espectador a enfrentarse al duelo. Y el duelo es una emoción increíblemente perturbadora para mucha gente. Y la forma en que la gente maneja el duelo es digna de verse.
Craig Mazin: No necesariamente pensamos, oye, es una buena idea matar a este personaje o matar a este otro. La cuestión realmente es qué creará el mejor drama y una historia que creo que enganchará a la gente, provocará a la gente, les hará cuestionarse sus propios sentimientos sobre las personas que han perdido o las personas que eventualmente perderán, porque todos morimos. Así que la idea de cómo perdura el amor tras una pérdida es importante para nosotros y lo ha sido a lo largo de la primera temporada y lo será en la segunda.

La primera temporada de The Last of Us hablaba sobre el amor y el miedo a la pérdida. En esta segunda temporada, ¿la venganza y la lucha contra el odio interno son los temas principales de la historia?
CM: No sé si lo expresaría exactamente así. Lo que sí diría es que los temas que introdujimos y exploramos en la primera temporada siguen estando presentes, pero los llevamos más allá. Cuando colocas a personas que se aman profundamente, que se preocupan las unas por las otras, en circunstancias extraordinarias, la verdadera pregunta es: ¿qué ocurre entonces? ¿Qué tan profundo, y a la vez destructivo o transformador, puede ser ese vínculo? Seguimos empujando en esa dirección con la misma intensidad —o incluso más— que antes. Porque cuanto más profundo es el amor, más extremos pueden ser los comportamientos que surgen cuando las personas son obligadas a unirse, separarse o enfrentarse. Y esta temporada lleva eso a una escala enorme. Es algo poderoso de presenciar”, explicaba Craig Mazin, casi como si anticipara el trauma compartido por millones de espectadores.

En ‘The Last of Us’, el bien y el mal rara vez son absolutos. Preguntar quién es el villano es invitar a una discusión sin fin cuando todos los personajes parecen tener una razón de peso para quitar la vida de los demás… ¿Existen realmente los villanos en el universo de la serie?
ND: La etiqueta de ‘villano’ es, en definitiva, un juicio de valor. Y como tal, está abierto a la interpretación, tanto por parte de los personajes dentro de la historia —según su perspectiva, sus valores, a quién intentan proteger o a quién quieren hacer justicia por algún daño sufrido— como también por parte del público. La audiencia tiene su propio código moral, y juzgará a los personajes en función de ello. Nosotros, como guionistas, no emitimos esos juicios. Tratamos de abordar a los personajes con autenticidad, como seres humanos, porque nadie se percibe a sí mismo como el villano de su propia historia. Cada personaje tiene un objetivo, y si alguien se interpone en su camino, reaccionará de diversas maneras —en el universo de ‘The Last of Us’, con frecuencia de forma violenta—. Para tratar la historia con honestidad, tenemos que explorar todas esas perspectivas y encontrar la humanidad incluso en las decisiones con las que, a nivel personal, podríamos no estar de acuerdo. Es esencial ponernos en su lugar y darles una representación verdadera.

El nuevo personaje de Catherine O’Hara introducido en la serie se llama Gail y, por otro lado, está a Abby. Si juntamos los dos nombres, obtenemos “Abigail”. ¿Es casualidad? ¿Cómo se conectan estos dos personajes dentro de la historia y en relación con Joel? ¿Son una especie de metáfora del castigo físico y psicológico que él debe afrontar por sus decisiones?
CM: Eso ha sido muy perspicaz.
ND: No creo que fuéramos conscientes de lo brillantes que éramos hasta que lo has dicho. A veces nuestro subconsciente une piezas sin que lo sepamos conscientemente, y eso me parece fascinante.
CM: Me gusta la idea de la metáfora. Existe una teoría en narrativa que dice que todos los personajes que rodean al protagonista representan, de algún modo, aspectos distintos de ese protagonista. Personalmente, no suelo trabajar desde esa idea. Lo que sí creo es que cada personaje necesita ciertos otros, ya sea para ayudarlos o para desafiarlos de la forma en que necesitan ser desafiados. Y la clave está en encontrar cómo construir aliados y enemigos al servicio del crecimiento de ese personaje. Siempre partimos de ahí. Así que no diría que Gail y Abby son exactamente una metáfora de Joel, pero sí están construidas en función de Joel y de Ellie, igual que Joel y Ellie lo están el uno para el otro. Y lo interesante es que los propios personajes no son conscientes de ello… hasta que lo son.
La muerte de Joel no es un final. Es una grieta. Un corte profundo que atraviesa la piel de la serie y deja al descubierto todo lo que ‘The Last of Us’ siempre ha sido: una historia de amor, pérdida y supervivencia, donde nadie —ni siquiera los protagonistas— está a salvo del dolor.

Se perdió una mañana de instituto para ver el final de ‘Perdidos’ y, aunque la leyenda cuenta que está en FOTOGRAMAS por sus tortillas de patata, la realidad es que lleva en la revista desde 2016 como “el chico de los vídeos”. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, un día se cansó de vivir entre muggles y, antes de que ‘Cinema Paradiso’ y ‘El espíritu de la colmena’ despertaran su fascinación por el séptimo arte, decidió (no) crecer imaginando su infancia entre hobbits y jedis. Vive enamorado de Emma Watson y Michael Scott, y está convencido de que su cima en la vida ha sido, es y será decirle a Viggo Mortensen en un ascensor que todavía guarda una figura de acción de Aragorn.
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