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La relación del Gobierno y Francisco, marcada por el Valle de los…

Archivo – La cruz del Valle de Cuelgamuros desde el embalse de La Jarosa, a 21 de abril de 2023, en Guadarrama, Madrid (España). – Rafael Bastante – Europa Press – Archivo

Sigue en directo las últimas noticias sobre la muerte del Papa

   El anterior nuncio del Pontífice en España afirmó al dejar el cargo que el Ejecutivo español había «resucitado» al dictador

   MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) –

   La relación del Gobierno español con la Iglesia liderada por el Papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años, estuvo marcada en los últimos tiempos por la salida de Francisco Franco del Valle de los Caídos, renombrado como Cuelgamuros, y la posterior negociación para la resignificación del enclave.

    La exhumación del dictador culminó sin incidentes el 24 de octubre de 2019. El Gobierno había consultado al Vaticano sobre el proceso y la Santa Sede se pronunció en diferentes ocasiones en relación al mismo señalando que la decisión concercnía a la familia, al Gobierno español y a la Iglesia local y recalcando que era competencia del Estado español y estaba sometido al Derecho y a la Justicia española.

   Además, el Vaticano matizó en varias ocasiones las consideraciones del Gobierno al respecto de las negociaciones. Concretamente, aclaró las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien aseguró en una entrevista en julio de 2020 en el ‘Corriere della Sera’ que el Papa les había «ayudado» con la exhumación de Franco». La Santa Sede quiso reiterar su «respeto a la legalidad» y dejar claro que no era «de su competencia».

   Y no era la primera vez que el Vaticano matizaba al Ejecutivo español. También lo hizo después de que la entonces vicepresidenta Carmen Calvo se reuniera con el secretario de Estado, Pietro Parolin, y asegurase que había un acuerdo con el Vaticano para no inhumar al dictador en la catedral de La Almudena. La Santa Sede aseguró que no se había pronunciado sobre la inhumación del cadáver de Franco, tras expresar Calvo su preocupación por una posible sepultura en la Catedral de la Almudena.

    Meses después, el Gobierno hacía públicos fragmentos de una misiva en la que el propio Parolin aseguraba que «la Iglesia no se oponía a la exhumación si así lo determinaba la autoridad competente». Pero en otra parte de la misiva, desvelada en su momento por ‘El Independiente’, añadía que el proceso era competencia del Estado español y estaba sometido al Derecho y la Justicia española.

   El punto de máxima fricción llegó de la mano del entonces nuncio del Papa en España, Renzo Fratini, que en una entrevista con Europa Press consideró que el Ejecutivo había «resucitado» a Franco con su proyecto de exhumación.

   «Sinceramente, hay tantos problemas en el mundo y en España. ¿Por qué resucitarlo? Yo digo que han resucitado a Franco. Dejarlo en paz era mejor, la mayoría de la gente, de los políticos, tiene esta idea porque han pasado 40 años de la muerte, ha hecho lo que ha hecho, Dios juzgará. No ayuda a vivir mejor recordar algo que ha provocado una guerra civil», señaló Renzo Fratini.

   A raíz de estas declaraciones, el Gobierno envió una queja formal al Vaticano por la «injerencia» del nuncio con una carta en la que pedía al Vaticano que aclarase si las declaraciones de Fratini sobre la exhumación de Franco suponían un cambio respecto a la postura oficial de la Santa Sede ante este asunto. Ese mismo día, la Santa Sede comunicó que el Papa Francisco había aceptado la renuncia del nuncio en España Renzo Fratini, que había presentado su renuncia anteriormente, como es habitual, al cumplir 75 años.

   Una vez exhumado el dictador, España y el Vaticano también han tratado sobre la resignificación del Valle. Recientemente, el Gobierno avanzó que se había logrado un acuerdo con la Iglesia por el que este proceso mantendría a los monnjes benedictinos en la abadía, la basílica y la cruz. El Ejecutivo considera como fruto de la negociación la salida del exprior del Valle, Santiago Cantera, abiertamente opuesto a la exhumación de Franco, aunque la Iglesia, cuyas negociaciones ha encabezado el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, como mediador, lo encuadra dentro del proceso natural de su cargo. Además, una vez publicado el concurso de ideas para la resignificación del Valle, los obispos han afeado al Ejecutivo que no se ha tenido en cuenta a la Iglesia.

VISITA A ESPAÑA: «CUANDO HAYA PAZ»

   El Papa nunca llegó a visitar España como Pontífice, aunque deseaba visitar Canarias por la presión migratoria a la que está sometido el archipiélago. En una de la multitud de ocasiones en las que se le preguntó por esta visita, Francisco llegó a decir que visitaría España «cuando haya paz». Lo hizo para explicar otra de sus contestaciones a esta misma pregunta. Fue en el vuelo que le llevó a Abu Dabi en 2019 cuando señaló que para viajar a España primero «tienen que ponerse de acuerdo» los españoles.

   El Gobierno ha señalado este lunes, a través del minitro de Presidencia, Félix Bolaños, que en la relación entre España y el Vaticano han «priorizado el diálogo y la búsqueda de los acuerdos» y ha recordado los acuerdos alcanzados, «tanto en el ámbito de la inmatriculación de bienes inmuebles, como en el régimen fiscal de la Iglesia Católica, o, últimamente, para la resignificación del Valle de Cuelgamuros».

   «Por tanto, ha sido una relación muy respetuosa, de mucho diálogo, de continuos contactos y de cooperación entre la Iglesia Católica y el Gobierno de España, y creo que ha tenido frutos en estos acuerdos que estoy relacionando», ha destacado Bolaños.

   Como ha añadido, estos acuerdos ponen de manifiesto que, con las «diferencias» que tienen, han apostado siempre por el diálogo. «El Papa Francisco siempre ha deseado que hubiera acuerdos, que hubiera diálogo, que hubiera cooperación», ha recalcado.

    Repecto al socio de Gobierno, Sumar ha reclamado en distintas ocasiones la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado, al tiempo que su líder, Yolanda Díaz, que ha visitado a Francisco en el Vaticano en más de una ocasión, lo ha definido como un «embajador del trabajo decente, de la paz y de la justicia social, tras su fallecimiento.

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