Belém (Brasil) (EFE).- La próxima casa de la COP30, la ciudad brasileña de Belém, tendrá que recurrir a dos cruceros de lujo para albergar a las delegaciones que asistirán a la cumbre climática del próximo noviembre. En la isla donde se anclarán estos hoteles flotantes, los vecinos denuncian el abandono del Estado.
Falta de saneamiento básico y asfalto, ausencia de trabajo “digno” y carencias en el acceso a los servicios básicos son algunos de los reclamos principales de los vecinos de la Isla de Caratateua, conocida como Outeiro.
“Sufrimos mucho la falta principalmente de saneamiento básico, y la precariedad de los servicios públicos es muy grande”, reclama Rosilda Santana, una bibliotecaria que vive en la isla hace 30 años.
«Es una calamidad»
Lo mismo cree Laércio de Jesús, un excamionero residente desde hace cuatro décadas, quien además opina que «es una vergüenza» que las delegaciones internacionales bajen en la isla y «vean la calamidad» a la que los habitantes denuncian estar expuestos.
“Ellos van a bajar en el puerto y de allí se van a movilizar hacia el lugar donde van a suceder las conferencias. Queremos que miren más hacia la isla”, dice la mujer de 60 años.
Lo mismo para los Gobiernos, cree Laércio.
“Necesitamos en Outeiro una línea de frente, precisamos un Gobierno, un representante. Es una calamidad, todo abandonado. Precisamos del apoyo del Gobierno y las autoridades”, dice el hombre de 56 años.
La situación de esta isla fluvial, donde residen casi 40.000 personas, es habitual en Belém, que es una de las capitales con índices de desarrollo más bajo de Brasil y donde un 80 % de la población vive sin cloacas, lo que equivale a más de 1.044.348 habitantes, según datos de la ONG Instituto Água e Saneamento.
Dos cruceros de lujo
En noviembre, en Outeiro anclarán los dos cruceros de lujo que le darán un respiro a la capacidad hotelera de la ciudad.
Actualmente, Belém cuenta con cerca de 20.000 camas de hotel y para la conferencia de la ONU se esperan 50.000 asistentes.
Fuentes de la organización de la COP30 confirmaron a EFE que los navíos que se usarán en la COP son el ‘MSC Seaview’ y el ‘Costa Diadema’, aún en proceso de contratación.
Entre los dos suman una capacidad para 9.500 personas, con 4.000 cabinas cada uno, entre restaurantes, bares, piscinas y casinos.

Frente a estos cruceros estará una isla que “fue abandonada” hace mucho tiempo y que, según Rosilda, recién ahora “está ganando algunas miradas gracias a la COP30” a nivel local.
‘Asfalto COP’ y otros planes de los Gobiernos
En enero de este año, el Gobierno del estado de Pará, cuya capital es Belém, anunció el asfaltado de 620 metros de calles de la isla de Outeiro en el marco del plan ‘Asfalto COP’, específicamente planificado para “mejorar la infraestructura” de cara a la cumbre.
Con este plan, la isla recibirá 6 kilómetros de pavimento, según información de la Secretaría de Comunicación de Pará.
“Hay algunas calles que están siendo asfaltadas pero, de modo general, los servicios siguen siendo precarios”, comenta Rosilda sobre las nuevas obras.
El puerto, que ha sido utilizado para recibir buques de carga, está siendo ampliado para hospedar a estos cruceros de gran porte.
La organización de la cumbre prometió ante una misión de ONU una vía exclusiva para autobuses que unirá el desembarcadero con el local donde se desarrollará el evento oficial en tan solo 20 minutos. Un trayecto que hoy demoraría alrededor de una hora.
Otra de las obras más promisorias para este año es el puente colgante que unirá Outeiro con la vecina ciudad de Icoaraci, ya en la zona continental de Belém, un anuncio de la administración estatal junto con el Gobierno federal, que se estrenará en la COP.
El puente, con más de 400 metros de largo y diez metros y medio de alto, mejorará la movilidad en la región y se estima que sus obras terminen el mes que viene. El Gobierno estatal aclara que estas inversiones son un “legado” para los residentes de las zonas.
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